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‘Roma’, una mierda

La película Roma, diez veces nominada a los premios Oscar y que consiguió tres estatuillas (mejor fotografía, mejor película extranjera y mejor director) me parece una mierda. El film, tan ponderado por esos críticos de la izquierda rancia, tipo El País, está rodado en blanco y negro y dicen que refleja la vida de su director, el mexicano Alfonso Cuarón. Si su vida fue así, me da bastante pena. ¿Cómo se puede estar diez minutos enfocando a una prójima barriendo mierda de perro en un patio, o tomando el sol en una azotea, y aspirar a los Oscar de Hollywood? Menos mal que al final eso que llaman “la Academia” no cayó en la trampa y no le concedieron el Oscar a la mejor película de verdad, sino a ese sucedáneo llamado “mejor película de habla no inglesa”. Pero el tío se llevó el de fotografía y el de mejor director, con lo cual entrará en la historia de los premios, como Almodóvar, Garci y me parece que uno de los Trueba. Roma, al lado, por ejemplo, de Ha nacido una estrella, es un bodrio, un gris cine de autor, una baratada, una de esas cintas que quitan la afición al cine y que nos retrotraen a la lentitud del cine mudo; porque lo primero que se le debe pedir a una película y a su director es ritmo, y Roma es, si acaso, una mala balada mexicana. A mí la gala de los Oscar, al contrario que al rojerío de la crítica nacional, me pareció correcta, con un final espectacular a lo Pretty Woman: Julia Roberts estaba espléndida, dijo lo justo e impresionó lo necesario. A sus 51 años sigue tan radiante como Anna Scott en Notting Hill. Salió, llenó el escenario con un espectacular atavío y cerró la gala. Suficiente.

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