el charco hondo

96 decibelios

Los noveleros vamos hacia donde suena la música

Si en el área Orche y Méndez Núñez bajan la música, porque los vecinos bombardean a denuncias, quejas y llamadas, pues, a otra cosa, volvemos calle abajo. El carnaval se mueve, baja, cruza, se detiene, sube, continúa. Es bastante previsible, pero nómada. Las calles y bares tienen años de esplendor, modas que dan paso al auge de otras calles, bares y zonas. El carnaval es ordenado, pero no inmóvil, y ahora parece que volverá a moverse calle abajo. Esto evoluciona hacia el carnaval de abajo, al de los escenarios. Las limitaciones tienen ganada la batalla legal. Regresaremos a lo de antes, al principio, volvemos a casa. Los noveleros vamos hacia donde suena la música. Llamémoslo efecto Hamelín. Si la música va, vamos. Si sube, subimos. Si baja, bajamos. Y si la bajan, en fin, si la bajan nos vamos. Predicción, profecía, augurio, conjetura, premonición o intuición, huele a que, después de treinta años doblando esquinas hasta coronar el Orche, este carnaval -con un gentío como no se veía desde la década de los 90- hemos comenzado el regreso a los orígenes, a la Plaza de Candelaria, a San José, a la Plaza del Príncipe, a la Avenida de Anaga, a San Francisco. Después de lo del viernes y sábado, el lunes se acordaron fórmulas para mejorar el sonido cambiando las ubicaciones, pero restricciones legales y quejas vecinales acabarán imponiendo su ley. Al Ayuntamiento, a éste y a los del futuro, no les queda o quedará otra. Las sentencias empujarán a la zona de abajo. El lunes volvió el sonido, pero esa batalla está perdida. Nos iremos calle abajo porque si la música va, vamos, si sube, subimos, si baja, bajamos, y si la bajan, porque los vecinos bombardean con denuncias contra el ruido, entonces bajamos, nos vamos, ya sabes cómo son estas cosas, una noche cambias de calle, pruebas en otra, joder qué bien suena aquí, y qué buena la música, pues sí, en el área Orche la han bajado, ah, salimos, venga, pero mejor tira hacia el Príncipe o San Francisco, vale, hay orquestas, por qué no, y dj’s, así cambiamos, tira calle abajo. Si bajas la música, lo de Méndez Núñez y Robayna deja de ser carnaval para parecerse demasiado al veinticuatro de diciembre o al cinco de enero, gente conocida, ya sabes, hola, qué tal, ya ves, por aquí, fíjate tú. Si la música baja, bajamos; y si nos la bajan los noveleros nos vamos con la música a otra parte. No será la primera vez. Tampoco la última.

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