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Guerra de identidades

Abierto el concurso electoral, empieza la carrera, superponiendo el problema de la nación con las identidades

Abierto el concurso electoral, empieza la carrera, superponiendo el problema de la nación con las identidades, que se alimentan entre sí y nos alejan de las realidades económicas, es la identidad, estúpido. La primera barrera en la frontera PSOE-Ciudadanos, allí donde la nación y la democracia liberal no pueden contar con el bloque de izquierda. Se arma diferenciando entre el modelo del pluralismo nacional, con la misma ley y derechos para todos, contra el multiculturalismo plurinacional que cambia la igualdad sustantiva por una igualdad adjetivada de “mujeres, jóvenes, inmigrantes, sexualidades, cultura o religiones, tipos de familia, sacralizaciones de naturaleza, clima y animalismos, nacionalismos a la carta y cualquier otro que convenga”. Se apela al continuo y falso mensaje de promover la igualdad de derechos, pero sin deberes. La recurrencia al “franquismo trifálico”, es todo un hallazgo del marketing político, removiendo la incultura y bajas pasiones de una sociedad aún golpeada por la crisis y cuyas alarmas empiezan a sonar. El alza del paro en enero no es ajena a la bajada de los indicadores económicos, matriculación de vehículos, producción industrial, exportaciones, inversión extranjera, demanda eléctrica, consumo de los hogares, compra de viviendas. Las Administraciones crecen en gasto por encima del 5% y los colectivos dependientes se priman. 9,6 millones de pensionistas, suben el coste total de las pensiones más del 6%. 3,3 millones de parados y 2,7 millones de empleos públicos, funcionarios y laborales, que se actualizan para 5 años. Este grupo de 15,6 millones decide cualquier votación. En España el censo electoral lo compone un total de 36,52 millones de votantes, 34,6 millores de residentes y 1,92 millones en el extranjero. Del cual se abstienen en elecciones legislativas en torno al 25%, el 33% en las municipales y el 40% en las europeas. En la franja de los 15,6 millones referidos, el 42,70% del censo total lo forman estos tres grupos. Así se explican las primas desde el poder y la mecánica excitada del decreto ley. Esconde la guerra de las identidades la preocupante situación económica. Desaceleración producto de las incapacidades del Gobierno de controlar el gasto público estructural, en torno a los 30.000 meuros año, que le ha señalado la UE. Otros países del entorno OCDE lo hicieron, Canadá en 93-97, Finlandia en 93-98 y Suecia en 94-2000. En los tres casos, el ajuste se soportó en torno al 80% en el recorte del gasto público y el resto en impuestos. Con agendas liberalizadoras, en bienes, servicios y producción. Con modelos de economía público-privados en pensiones, educación y sanidad. Siempre primando la generación de empleo, sobre políticas de subsidio público y con el estado actuando de red para los más desfavorecidos. Con las identidades primando sobre la economía aparecen las contradicciones. Otegi de Bildu y el PNV, los rebeldes de Cataluña y los bolivarianos, todos en el equipo plurinacional y multicultural del actual PSOE. Arrimadas en pleno síndrome de Estocolmo, de visita a su raptor en Waterloo y ahora en las listas españolas. Y Sánchez en el marketing en Francia, con el soriano Antonio Machado y con Manuel Azaña, mejor literato que político, que al borde de su vida reclamó “paz, piedad y perdón”. En 1978 se reconcilió su viuda, Dolores Rivas Cherif, con Juan Carlos I en México y se le concedió pensión de jefe de Estado. Ambos patriotas españoles de una pieza, que hoy aspirarían a unir el país, alterado por la anticonstitucional Ley de Memoria Histórica de Zapatero, que removió los cimientos de la Constitución del 78, al modificar la Ley de Amnistía previa del 77. Guerra de identidades.

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