tribuna

César, compromiso vivo

El centenario del nacimiento de César Manrique constituye una oportunidad única para reconocer la inmensa aportación del artista a Lanzarote y a Canarias, a la cultura y al respeto a la naturaleza. Una ocasión para llevar a cabo un merecido homenaje colectivo, de la sociedad de las Islas y de sus instituciones, a quien tanto contribuyó a esta tierra. Su constante compromiso en defensa del medio ambiente, del territorio y el paisaje, de planteamiento diáfano de exigencia de un desarrollo turístico sostenible y contenido, contrario a los excesos que se estaban produciendo, sigue estando plenamente vigente.

En pocas ocasiones se da una simbiosis tan acertada entre naturaleza y arte. César, para Taburiente “amigo del aire y de la luz”, como señalan en una canción dedicada al artista conejero, fue capaz de dar pinceladas sobre la belleza volcánica de su isla y convertirla en un referente mundial. Desde el respeto a la tierra y a la identidad. En Timanfaya, en el Mirador del Río o en los Jameos del Agua está la huella del artista, que se encuentra también en el lienzo de una isla a la que amó y defendió hasta sus últimos días.

Canarias ha mostrado, en las últimas décadas, una creciente conciencia medioambientalista entre su ciudadanía y una actividad muy significativa del movimiento y las organizaciones ecologistas, aglutinadas en Ben Magec. Algunas de las movilizaciones sociales más relevantes, desde los años ochenta del pasado siglo hasta hoy, han tenido que ver con asuntos que afectaban al territorio y al medio.

Desde la lucha para salvar Veneguera, en Gran Canaria, a la de El Rincón en Tenerife, pasando por la masiva manifestación pro Vilaflor contra el trazado de un tendido eléctrico. También las movilizaciones más recientes, multitudinarias en todas las islas, especialmente en las orientales; contra las prospecciones petrolíferas en aguas cercanas a las Islas autorizadas por el Ejecutivo del PP en contra de la mayoritaria opinión de la ciudadanía y de las instituciones canarias. También las que, en distintos territorios, y especialmente en la isla de Lanzarote, abogaban por establecer una limitación al crecimiento turístico y defendían un desarrollo autocentrado, teniendo en cuenta la capacidad de carga de la isla. Estas últimas, sin duda, muy marcadas por el mensaje de César Manrique y sus llamamientos a evitar una masificación que terminara por degradar completamente a Lanzarote y Canarias.

Espacios naturales

En todas ellas subyace un profundo amor a la tierra. Una resistencia tenaz y argumentada frente a décadas de especulación y abusos urbanísticos. De conciencia de que entre los valores más importantes, más estratégicos, están nuestros espacios naturales y nuestras costas, que estamos obligados a preservar. De visión de presente y de futuro. De apuesta por un desarrollo que debe ser necesariamente sostenible, aunando generación de riqueza y empleo con la imprescindible protección de los valores naturales privilegiados que tiene el Archipiélago.

Esa movilización y conciencia ciudadana ha influido en la política. Por eso se aprobaron, por unanimidad, la Ley de Espacios Naturales del año 1994, la Ley de Ordenación del Territorio en 1999 y la Ley de las Directrices de Ordenación General y las Directrices de Ordenación del Turismo de Canarias en 2003. Año en el que también el Parlamento de Canarias aprobó la norma que preservaba Veneguera, declarándola espacio natural protegido, formando parte del parque rural del Nublo. Pero sus desarrollos legislativos han sido muy desiguales, con etapas de auténtica involución y de desaforado desarrollismo que se saldan con un incumplimiento y una derogación efectiva de buena parte de las mismas, como hemos vivido en la legislatura autonómica que acaba.
En el centenario de César, veintisiete años después de su adiós en plena lucidez y actividad creativa, cada vez se reflexiona más en todo el mundo sobre la necesidad de un turismo sostenible, que genere riqueza, empleo y bienestar en las sociedades receptoras de visitantes. Pero que también sea capaz de proteger su naturaleza, su territorio, su patrimonio cultural y su propia identidad, que evite la masificación y la estandarización, así como la turistización y degradación de entornos urbanos y los efectos negativos en el acceso a la vivienda de los residentes. Considero que una parte importante de la conciencia ambiental que tienen los hombres y mujeres de la Canarias de hoy tiene que ver con la obra y con la contribución del pensamiento de Manrique, que se adelantó en el tiempo al señalar los riesgos de un crecimiento escasamente equilibrado y puesto al servicio de los intereses de minorías.

Fundación

La Fundación César Manrique ha organizado un conjunto de actividades en el centenario de César que se prolongarán hasta el mes de abril del próximo año. Lo hace con el lema El desafío inmediato del presente: una humanidad contemporánea del futuro. Incluye conferencias, exposiciones, mesas redondas y la presentación de una edición del manifiesto ¡Salvemos la isla de Lanzarote!, escrito por César en 1986. La muestra más reciente: el liderazgo social ejercido contra la Ley del Suelo de Clavijo.

Es justo reconocer la labor desarrollada por la Fundación César Manrique al dar continuidad a las ideas de César, difundir su obra y pensamiento y ser un referente permanente en la defensa del territorio y el medio ambiente desde la independencia de los poderes políticos y económicos. Una voz, necesariamente crítica, en plena sintonía con el legado del artista.
César Manrique fue galardonado con el Premio Mundial de Ecología y Turismo en 1978 y con el Premio Canarias de Bellas Artes, en 1989. Con su nombre se denominan hoy distintos centros educativos de nuestro Archipiélago. Muy recientemente, también el aeródromo de la isla, que ha pasado a denominarse aeropuerto César Manrique-Lanzarote. Pero, sin duda, el mejor homenaje a su figura es el compromiso firme con unas islas que intenten siempre preservar su territorio y su medio ambiente, que apuesten por las energías limpias y por la lucha contra el cambio climático, que no renuncien a sus señas de identidad. Que entiendan que el turismo no puede ser crecimiento exponencial y masificación, y apuesten por la calidad antes que la cantidad. En ese sentido, el intento del Gobierno de Canarias y su presidente, destacado adalid del desarrollismo, de apropiarse de la figura de César Manrique en su centenario, resulta tan oportunista como cínico. Por eso, ha suscitado tanto malestar y rechazo.

*Portavoz parlamentario y presidente de Nueva Canarias

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