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Bailarines

Baila el gordito catalán Iceta, al que Sánchez quiere hacer presidente del Senado sin ser senador (toda una lección del visionario); baila Luisi (PP) la de Güímar, o si quieren la de Sálvame, una canción de Alaska y otra de Abba en una promo electoral. Baila todo el mundo, aunque bailar de lejos no es bailar, como repite en todos sus conciertos Sergio Dalma. ¿Por qué de Iceta no se burla nadie y por qué de Luisi hace guasa todo el mundo? ¿Baila acaso Iceta mejor que Luisi? Iceta llegó a COU de milagro y lleva 30 años bailando en el socialismo catalán. Luisi no sé hasta dónde llegó, pero heredó el cetro de Tita en Güímar: le ha sido fiel con todos, menos con Richi Melchior, que primero fue el mejor amigo de Tita y luego el peor enemigo de Tita. La política es muy complicada. Cosa de bailarines diría yo. Hoy la cosa es blanca, mañana la cosa es negra. No sé, estoy confuso y como escribo de noche lo achaco a la oscuridad, que me confunde. No tengo ni idea de quién va a ganar, ni dónde va a ganar cada cual. Ni las encuestas tampoco, me da a mí. No me importa que Iceta presida el Senado, aunque no tenga estudios, si lo hace bien. Ni tampoco que Luisi Castro se convierta de nuevo en alcaldesa de Güímar bailando la música de Alaska y Los Pegamoides, si actúa con honestidad y eficacia. Quiero decir que me da igual quienes ejerzan los cargos, con tal de que lo hagan bien y de que los ciudadanos vivan más felices y paguen menos impuestos. Bastante preocupado estoy con el Real Madrid para interesarme ahora por los políticos. Yo no tengo más dios que Florentino, que baila poco con Zidane, quizá porque bailar pegados sí es bailar.

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