tribuna

Canarias, nuestro horizonte compartido

Celebramos hoy nuestra conmemoración más especial, el Día de Canarias. Una fecha cargada de emociones, tradiciones e identidades, pero especialmente una fecha para ponderar el trabajo realizado por nuestro Parlamento. Hace 36 años, el 30 de mayo de 1983, se celebró la primera sesión de nuestra Cámara autonómica. Desde entonces hacemos de esta efeméride una oportunidad para la reflexión, para recordar el pasado y para seguir mirando el futuro con esperanza. En esta ocasión, la celebración coincide con el final de una legislatura y el comienzo de otra, de modo que, antes de proseguir esta reflexión, quisiera felicitar a quienes obtuvieron la representación del pueblo canario y se predisponen a asumir las correspondientes responsabilidades institucionales. Suerte para todos y todas. Durante la IX Legislatura me ha correspondido el honor de presidir el Parlamento. Desde esa responsabilidad, con la implicación de la Mesa y de la Junta de Portavoces, hemos contribuido a hacer un parlamento más cercano, más permeable, una institución “a pie de calle”, con proyección nacional e internacional. Ello ha sido posible gracias al liderazgo colectivo de toda la Cámara.

Concebimos esta institución como un gran espacio de participación, de entendimiento, de encuentro y de celebración de la democracia. Un parlamento abierto, comprometido con los derechos humanos y con una gran visión de futuro. La honestidad, la responsabilidad y la transparencia han orientado nuestras acciones durante una legislatura que comenzaba con grandes cambios. Hemos sido el primer parlamento paritario de nuestro país, al tiempo que contábamos con una Mesa y una Junta de Portavoces paritaria, y, por primera vez en tres décadas, una mujer ocupaba la presidencia. Esto es porque esta Cámara es un reflejo de la sociedad a la que pertenece, una institución que ha hecho de la igualdad una seña de identidad. Pero esta legislatura que está a punto de concluir ha sido, sobre todo, la legislatura en la que se han alcanzado dos grandes consensos: un nuevo Estatuto de Autonomía y un nuevo Régimen Económico y Fiscal. Dos instrumentos que están llamados a fortalecer nuestra convivencia. Los años pasan, pero no cabe la menor duda de que el camino recorrido desde el 30 de mayo de 1983 hasta nuestros días ha merecido la pena. Canarias y sus gentes han avanzado y quienes hemos conformado la Cámara legislativa durante este tiempo hemos contribuido a ello. Ahora tenemos que ser capaces de mirar hacia delante para dejar una Canarias mejor para quienes vienen abriendo el futuro. Y eso hemos intentado hacer en esta IX Legislatura, dejando un camino bien señalado para alcanzar ese horizonte compartido, lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 y conseguir así una Canarias sostenible social, económica y medioambientalmente, transformándola sin dejar a nadie atrás. En definitiva, una tierra comprometida con un desarrollo humano sostenible. Este tiempo requiere de nuevos compromisos ante los desafíos que tenemos por delante, compromisos que exigen un nuevo modelo de gobernanza desde la responsabilidad compartida entre el legislativo, las administraciones públicas, el tercer sector y la ciudadanía. Pero también que sigamos poniendo lo mejor de todos nosotros y de todas nosotras para comprender y valorar lo que significa Canarias, una tierra de concordia, cuyas gentes han hecho de su condición insular un deseo permanente de apertura al mundo, a las nuevas ideas, a la esperanza por un futuro mejor. Estos años han sido apasionantes, no exentos de dificultades, y en ellos hemos sido capaces de llegar a acuerdos, de alcanzar consensos desde el respeto a las posiciones de los demás, porque tuvimos la voluntad de entendimiento entre quienes, aun representando visiones diferentes de la realidad, hemos sido muy conscientes de nuestras responsabilidades como representantes de la ciudadanía. Para mí, como mujer, como ciudadana y como socialista, la IX Legislatura ha sido, ante todo, una inmensa lección de vida y esto es algo que quiero agradecer a todas las personas que lo han hecho posible, especialmente a la Mesa del Parlamento y a la Junta de Portavoces.

Durante estos cuatro años he llegado a comprender la inmensa generosidad de las organizaciones no gubernamentales, que luchan cada día junto a las personas más necesitadas; he podido ver cómo la responsabilidad institucional se abría paso más allá de las diferencias; he descubierto que nuestra conciencia isleña puede ser una de las grandes aportaciones en la búsqueda de ese horizonte compartido y, sobre todo, he podido entender que la razón de ser de la política, su auténtico sentido, no es otra cosa que asegurar la vida de las personas, permitiéndoles alcanzar un pleno desarrollo humano.
Feliz Día de Canarias.

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