el charco hondo

El plan A (y el plan B)

Es total, definitiva y absolutamente imposible que después del veintiséis de mayo Coalición y PSOE se sienten en una mesa de negociación? ¿Es tan irreversible como inamovible que esa hipótesis debe ser completamente descartada? A veinticuatro horas de que arranque la campaña, así es. Tal cual. Sí. Totalmente. No hay trampa. Ni cartón. A dieciocho días de las urnas puede afirmarse, sin ambigüedades, que ambos partidos son agua y aceite. No se pueden ver. No se soportan. La animadversión va más allá de lo imaginable o de lo vivido con anterioridad. No quieren saber los unos de los otros. Si Coalición es una molécula de agua, los socialistas canarios son aceite, un compuesto neutro que no quiere mezclarse. Y viceversa. Si las moléculas de agua y las del aceite se repelen, CC y PSOE abren la campaña sin ánimo alguno de acercarse siquiera. Cuando cierren los colegios electorales se vaciarán buscando la manera de encontrar una mayoría sin el uno o sin el otro. Coalición va a intentar sumar con todos menos con los socialistas. Los socialistas buscarán otros aliados cómodos o incómodos debajo de las piedras. No es pose. No exageran. No mienten. Procurarán no necesitarse. Bucearán hasta dar con mayorías tan suficientes como alternativas, pactos que dejen al otro fuera. Así será como empiece la liturgia de las negociaciones, con CC y PSOE eliminándose entre sí, rememorando a los inmortales, jugando una simultánea de ajedrez con el resto, convencidos de que solo debe quedar uno. Ese es el plan A. Esa es la intención de unos y otros. Esa la voluntad con la que empiezan la campaña electoral. Así es. Sí. Tal cual. Vale. Pero, ¿y si descartándose no suman?, ¿y si la aritmética decreta que ni Coalición ni PSOE dan lo suficiente con otros compañeros de viaje? Van a explorar todas las opciones imaginables para no verse las caras en una mesa de negociación; pero, ¿y si no hay suma satisfactoria a derecha o izquierda?, ¿qué pasará si otros grupos parlamentarios no colaboran desde la abstención o apoyando desde fuera a una mayoría insuficiente? Si eso ocurre, y puede pasar, unos y otros tendrán que sentarse para desbloquear la situación. A regañadientes. Tapándose la nariz, y los ojos; pero sentados. Los socialistas garantizan que tampoco en ese escenario negociarían con CC, jamás. En Coalición aseguran que ni de broma, nunca. Pero si a unos y otros les falla el plan A, no les va a quedar otra que romper el cristal de la alarma que activa el plan B. Las campañas se saben cómo empiezan, pero solo la aritmética conoce cómo acaban.

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