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No se te ocurra forzar la inspiración

"Acabo de leer que han encontrado un buque de guerra español que iba a bombardear Montevideo y que se hundió por una tormenta, sólo a diez metros de la superficie del mar, cerca de Punta del Este"

El cronista de todos los días, o sea yo, necesita un motivo para escribir cada artículo. Lo más fácil es contar lo que te pasa, pero lo que te pasa puede no ser interesante al lector y entonces estás jodido. Y más en el mes del tedio, aunque bendito mes del tedio, sin cartas de Hacienda ni llamadas del banco. Está de vacaciones hasta el director y eso que el director nunca se va de vacaciones. Yo prefiero, con Sabina, que el fin del mundo me pille bailando, que no encuentre whatsapps en mi WhatsApp, ni mensajes en mis mensajes, que se olviden de mí y que me dejen tranquilo. Pero todo eso es imposible, porque has aceptado las reglas del juego por el simple hecho de nacer. Así que a joderse. Acabo de leer que han encontrado un buque de guerra español que iba a bombardear Montevideo y que se hundió por una tormenta, sólo a diez metros de la superficie del mar, cerca de Punta del Este. Han hallado un puñado de cañones y tongas de botones de los uniformes de marineros y de un regimiento de infantería que viajaba en el buque. Hasta tenedores y cucharas había allá abajo. Y parece que se han repartido el botín entre los uruguayos y los cazatesoros, como buenos hermanos. Algunos de los soldados muertos conservaban todavía tejidos de su cuerpo bajo los uniformes. El barco se llamaba Salvador y se hundió en 1812, de la forma más amarga para un marino de guerra: no por el fuego enemigo, sino a causa de una de esas tormentas brutales de aquellos mares, que llegan sin avisar. No había gran cosa en el buque, por lo que parece, sólo cañones, trabucos oxidados, pistolas cortadas por el tiempo y crucifijos de marinos creyentes. Hasta los bienes expoliados son un asco en agosto.

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