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Seco del todo

Mis informadores habituales me han abandonado en agosto. No sé siquiera si Fernando Clavijo se ha molestado con Radio Club porque su directora ha pactado con los nuevos. No sé nada. Estoy abandonado a mi suerte, como en un bosque solitario, desconectado de la realidad. Mis informadores andan por la playa, tomando el sol, y la actualidad se ha virado de patas. No existe. Alguno me ha llamado por teléfono para decirme que espabile. Otros han huido y yo me dedico a ver la tele, a ver si pesco algo. Pero la tele está igual que yo. Ayer, el director me pidió tres veces el artículo y no crean ustedes que las 300 palabras que me piden cada día son fáciles de hilvanar en agosto. Además, el viaje a Miconos y a Santorini me descolocó, porque estaba acostumbrado a vivir de pobre y la invitación me sumió como en un soponcio, que naturalmente agradezco. Además, te pones a mirar la política nacional y ves al errante dando palos de ciego y todavía te come más la moral. Son casi las doce y Carmelo me ha dado el ultimátum: “O me mandas el puto folio o no sale”. Empiezo a correr para hilvanar unas cuantas líneas y resulta que lo que está dando la tele es una entrevista de Boris Izaguirre con Isabel Preysler, que ha tenido un montón de maridos y un montón de nietos. Es eso que llaman una influencer, o algo así. Total, que mañana me echaré a la calle a ver si pesco algo, aunque sea un constipado. Tengo que reconocer que este agosto estoy seco del todo y no sé si esta terrible situación durará lo que queda de mes. Espero que no, porque lo último que deseo es que mis lectores me abandonen.

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