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Amid Achí: “En la vida no vale la pena ser un bicho raro: es bueno ser humilde, dialogante y mantener a los amigos”

Amid Achí Fadul, es uno de los grandes empresarios de Canarias. Se casó con una chicharrera, Lourdes, a la que conoció porque vivían en el mismo edificio. Tienen dos hijas, Rosset y María, y de él dependen más de 1.500 personas. No todo ha sido felicidad

La única condición que impuso Amid Achí Fadul (Tartus, Siria, 1948) para concederme esta entrevista fue la siguiente: “Vale, yo contesto a tus preguntas, pero me dejas también que yo te entreviste a ti”. Acepté, aunque al final todo se quedó en una pregunta que, como verán en su momento oportuno, yo respondí. Cristiano maronita –reconocen la autoridad del Papa y tienen un cardenal en la curia vaticana-, vino a Tenerife a estudiar medicina: “Pero a los tres meses lo dejé y me pasé a la Escuela de Náutica; me hice piloto naval, pero siempre con el ojo puesto en el comercio”. Siete hermanos, un padre funcionario de Aduanas, que falleció hace diecinueve años, y una anciana madre, que felizmente vive en Tenerife con una hermana de Amid. La familia al completo, o casi, ha terminado en la isla. Cuando le pregunto si fue él quien los trajo a todos, responde: “No, qué va; fue mi padre. Cada vez que venía a verme se traía a uno. Y al final acabaron todos aquí”. Estamos ante uno de los grandes empresarios de Canarias, que se casó con una chicharrera, Lourdes, a la que conoció porque vivían en el mismo edificio. Tienen dos hijas, Rosset y María, y de él dependen más de 1.500 personas. No todo ha sido felicidad. Amid perdió a su hijo Antoine, que se llamaba como su abuelo, con cuatro añitos. Y hace dos años, su abogada y principal asesora, Rosa Delia, falleció cuando iniciaba sus vacaciones. Dos tragedias que aún no ha asimilado del todo.

– No te veía yo a ti ni de médico, ni surcando los mares en un petrolero.
“Bueno, de médico, evidentemente, no; pero surcando mares sí que me pudiste ver, porque trabajé como piloto naval en mis prácticas de la carrera, en barcos frigoríficos. Y navegué algunos meses por el Mar del Norte, el Mediterráneo y África”.

– Un marinero sin barco.
“Es verdad, nunca he tenido barco propio; ni lo voy a tener”.

– ¿Para qué te sirvió eso de ser piloto de la Marina Mercante?
“Pues para valorar lo bien que se vive en tierra firme. Soportar vientos, temporales, mar embravecido, todo eso es horrible y evidentemente no era lo mío”.

– ¿Cómo contemplas la situación de tu antiguo país, Siria?
“Pues como lo que es, un choque de intereses. Están ejecutando un plan de nuevas fronteras, respetando los deseos de las partes, sobre todo de Israel y de los kurdos. Está también la pelea de chiitas y suníes; está el gas, el petróleo. Hay un montón de factores, incluido el religioso. Pasó igual en Irlanda del Norte, en cuanto al factor de la religión”.

– Al final, una lucha religiosa, como tú dices.
“Y económica. El Líbano es el escaparate de la zona. El presidente tiene que ser maronita; el primer ministro, suní; el presidente del Parlamento, chií. El ministro de Exteriores debe profesar la religión cristiana ortodoxa y el jefe del Ejército debe ser cristiano maronita. Es un lío, pero funciona”.

– ¿Cómo empezó tu imperio económico?
“Yo vendía ropa, sobre todo procedente de excedentes de las fábricas y de determinadas marcas, a unos y a otros, desde me empecé a dedicar a esto. Cuando veía que faltaban en el mercado rebecas colegiales, las compraba en un sitio y las vendía en otro. Aquí nadie sabía lo que era una franquicia. Y algo curioso fue que todos mis compañeros de los barcos en los que navegué, bueno, muchos de ellos, acabaron dejando la navegación y montando tiendas. Los convencí”.

– El Número 1 fue tu gran invento. ¿Qué queda de eso?
“El nombre del grupo y una tienda simbólica, la primera, en Tomé Cano (Santa Cruz). Ahora el Número 1 está en África: Costa de Marfil, Gabón, Ghana, Gambia, Mauritania, Cabo Verde, Mali y Togo. Todo nuestro centro de operaciones en el continente se lleva a cabo desde Dakar, capital de Senegal..

– ¿Y tú te ocupas personalmente de esos negocios?
“Un hermano está al frente de las tiendas y las gestionan y vigilan. Y más de treinta sirios, que proceden de mi pueblo, trabajan en nuestros comercios africanos”.

– Pero dicen que África no paga.
“Pues el que no paga no se lleva la ropa de la tienda. Yo no exporto a terceros, vendemos nosotros directamente”.

– Y nunca has tenido problemas con Hacienda. Parece un milagro.
“No, no los he tenido y, ¿sabes por qué?; porque es más barato hacerlo bien que hacerlo mal. Yo he procurado siempre hacerlo bien”.

– ¿Te has sentido alguna vez discriminado en esta sociedad pacata y poco dada a aceptar al que viene de fuera?
“Al contrario, jamás me he sentido como dices. Y la sociedad canaria me parece admirable, no como tú la describes. Hay diferencias, sin embargo, entre los empresarios de Tenerife con los de Las Palmas. Los de aquí se implican menos”.

– ¿Nos durará siempre el chollo del turismo?
“Quizá sí, pero con matices. Está claro que Canarias vive del turismo, pero lo que va a variar es la procedencia de los visitantes. ¿Qué pasará con los ingleses tras el Brexit? No lo sabemos. No hay que fijarse sólo en los mercados británicos y en los alemanes, sino en otros emergentes. No sabemos vender nuestro espléndido y suave verano a otros mercados que no sean los tradicionales y que sufren veranos horriblemente calurosos”.

– ¿Qué sugieres?
“Pues que hay muchos multimillonarios en Túnez, Marruecos, Senegal, Argelia, Cabo Verde y Mauritania. Quieren salir, pero no saben a dónde, para librarse de una dura estación veraniega. ¿Por qué no recibirlos en Canarias en julio, agosto y septiembre? A todos ellos les encantan las Islas porque dicen que, cuando han venido, los tratan con respeto y que aquí la gente es amable. Y es un turismo que no molesta, que deja dinero y que se está dos meses en los hoteles en cada viaje. Ahora se van a Chipre y a Singapur, pero Canarias está más cerca y ofrece mayores atractivos”.

– Pues no sería mala idea cambiar de mercados.
“En Canarias disfrutamos de una sanidad privada muy buena, los hijos de estos millonarios pueden estudiar cualquier carrera, existe poca distancia hasta su país. Por ejemplo, hay 13 millones de portugueses con un poder adquisitivo razonable entre los que no se han promocionado las Islas y estamos al lado. Polonia tiene 43 millones de habitantes y mucha gente con recursos, gente tranquila, educada y familiar. ¿Por qué nos estamos empeñando siempre en los mismos mercados?”.

– ¿Está bien formado el sector turístico? Me refiero a quienes trabajan en él.
“Hay de todo, pero sería bueno emplear más dinero en formación. No tirarlo, entregándoselo a sindicatos y empresarios. Es preciso articular una labor de formación adecuada, que llegue a las personas y prepararlas para que afronten su futuro”.

– ¿Eres partidario de una nueva subida del IGIC, como se anuncia?
“Si lo suben para que se emplee bien y el dinero recaudado sea productivo para la comunidad autónoma, vale. Pero para tirarlo, no. Que se emplee en fomentar el empleo, en preparar a nuestra gente y en crear y mantener los puestos de trabajo. Eso sería estupendo”.

– ¿Cuántas tiendas gestiona tu grupo en las islas.
“Más de 200. Date cuenta de que manejamos muchas franquicias. Administramos también centros comerciales, otros lo son en propiedad. Y seguimos invirtiendo y continuamos adelante”.

– Y aprovechando bien las oportunidades.
“Pobre del empresario que no lo haga. Cuando publicaste que yo había comprado y vendido, en un solo día, el edificio del Banco Ibérico, en la plaza del Chicharro, al día siguiente tenía en mi oficina al inspector de Hacienda. Hace ya mucho tiempo de eso”.

(Y entonces me hace a mí una pregunta. Una pregunta directa, como él es siempre. “Dime si es verdad que tú has hablado de mí, sin contrastar bien las informaciones, no sé si por hacerme daño o no, pero sin comprobar bien los datos que manejabas”. Y le respondo: “Sí, tienes razón, alguna vez ha ocurrido y te pido disculpas”. Y entonces me dice: “Te he escrito aquí una cosa que quiero que leas. La entrevista está hecha el día de mi cumpleaños y Amid Achí me ha escrito, en una tarjeta de visita: “Espero felicitar al buen Andrés muchísimos años más. Nunca es tarde para mostrarse uno como es de verdad. Si tú quieres, de aquí en adelante, amigos”. Y la verdad es que me dejó descolocado, porque yo quería hacer una entrevista personal, no empresarial, y me estaba saliendo justamente lo contrario. Pero esta prueba de amistad nos devuelve al terreno más íntimo, al del hombre que ha consagrado su vida al trabajo y a la familia).
“Mira, Andrés, no vale la pena ser un bicho raro. No se vive eternamente. Es bueno dialogar, mantener a los amigos, ser buena persona. Yo lo procuro, aunque no sé si lo consigo. Y ser humilde. La humildad es algo muy importante en la vida de las personas”.
(Para demostrar esa humildad, al menos en lo concerniente a la gastronomía, pedimos un arroz a la cubana en Los Limoneros, que por cierto ahora cierra los domingos por la noche y los lunes todo el día. Seguimos hablando de un montón de cosas; de personas de la sociedad tinerfeña, de los que ya no están: “Rosa Delia, mi abogada y mi amiga, era una persona muy honrada, fíjate que si se equivocaba no descansaba hasta visitar personalmente al afectado para corregir el error y pedirle perdón. Todavía estoy pagando las consecuencias de su muerte y así será para siempre, porque era alguien muy especial en mi proyecto y en mi vida”.

– ¿Y tus hijas serán capaces de continuar el legado de su padre?
“Yo tengo 71 años y aun puedo seguir trabajando a pleno rendimiento. Ellas tendrán que hacerse cargo del timón en su momento”.
(También le pregunté si aspiraba a la presidencia del C.D. Tenerife. Y fue categórico: “No, no aspiro a presidir el Tenerife, que está en buenas manos. Soy uno de los mayores accionistas y ayudo así desde fuera”. Lo digo para que quede claro, porque cada vez que hay elecciones suena el nombre de Amid Achí).

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