tribuna

La UME, una necesidad, por Arturo Trujillo

Hace unos días, en el Parlamento de Canaria se rendía homenaje a todos los colectivos e instituciones que participaron en las labores de extinción del gravísimo incendio que se declaró durante el mes de agosto en los montes de Gran Canaria. Fue un acto, como bien dijo el presidente Matos, de agradecimiento de los ciudadanos de todas las islas a los cuerpos y fuerzas de seguridad, bomberos, ejércitos de tierra, mar y aire, policías locales, Protección Civil, etcétera, que intervinieron en las labores de extinción, evacuación y realojamiento de los afectados. Un reconocimiento que, en mi opinión, gana en importancia por cuanto la idea partió de la cámara que representa la soberanía popular de las islas. Y digo esto porque, cada vez que se intenta elogiar actuaciones de este tipo, sobre todo aquellas en las que interviene el estamento militar, aparece una minoría estúpida que con su demagogia pretende convencernos a los demás que estamos equivocados. Son esos grupúsculos populistas que, para aparentar ser más progres que nadie, adoptan posicionamientos radicales muy difíciles de entender.
Y me van a permitir que hoy me refiera, de manera muy concreta, al excelente trabajo que, desde hace ya catorce años, viene realizando la Unidad Militar de Emergencia (UME), en todo el país. Y creo que este homenaje que emana de la cámara regional canaria, es también un reconocimiento a la sensibilidad que las Fuerzas Armadas han mantenido y mantienen con las islas. Y de manera muy especial, cuando son emergencias graves surgidas como consecuencia de desastres naturales, tales como el incendio forestal de referencia. Y viendo por televisión las imágenes del acto, recordé que no hace mucho tiempo, la líder podemita de Gran Canaria, Meri Pita, presentó en el Congreso de los Diputados una Proposición No de Ley (PNL) con la que solicitaba una declaración del Archipiélago como “zona de paz”, con el estatus de “territorio de neutralidad permanente”. Y, en su consecuencia, exigía que se retirasen del territorio archipielágico, todas las Fuerzas Armadas porque, decía, la vocación internacionalista que históricamente tienen las islas, las hacen aspirar a mantener ese carácter neutral. Pero yo no creo que esto sea así. Me parece a mí que esa vocación internacionalista, junto a nuestra especial configuración como territorio fragmentado en ocho islas y nuestra posición geoestratégica, son razones que obligan a tener nuestras puertas insulares abiertas a las Fuerzas Armadas. Menos mal que en la Comisión de Defensa del Congreso había diputados con la sensatez necesaria para expresar su rechazo a esa PNL, convencidos de que las islas necesitan una presencia estable de las Fuerzas Armadas, y por ende de la UME, en su territorio.

No podemos olvidar que las Fuerzas Armadas han demostrado con creces que, además de la defensa de nuestra integridad territorial, han defendido también nuestro patrimonio forestal, nuestras viviendas, nuestras pertenencias, nuestras vidas…, en catástrofes como la de ese incendio que arrasó 12.000 hectáreas de superficie forestal en Gran Canaria. Y, claro, ahora surge la pregunta del millón. Ahora, después de esta última y extraordinaria actuación de la UME, nos preguntamos si Pita y sus correligionarios podemitas seguirán con su rechazo a la presencia de las Fuerzas Armadas en las islas, manteniendo el planteamiento de la PNL de antaño o si, a la vista de lo actuado, hogaño han cambiado de parecer. Lo cierto es que, hasta ahora, no se han pronunciado al respecto. Y creo que no lo harán. Porque la radicalidad de estas minorías no les permite “bajarse del burro” y reconocer, por ejemplo, que la UME es una necesidad.

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