César Manrique, 100 (II)

Nos cuenta la literatura que es mítico el personaje cuando su figura se incorpora a la historia, César Manrique al cumplir 100 años. Hoy el mito se convierte en marca. César construyó con Pepín Ramírez la marca Lanzarote, hoy extendida a Canarias. El miércoles volé a presentar a César en la Real Sociedad de Amigos del País de Gran Canaria, que dirige Tomás Vandevalle. En el vuelo de Binter los reposacabezas esponsorizados por la Fundación César Manrique-100 años de vida. Presentamos bajo la referencia del recuperado libro raptado, César Manrique: Teoría del Paisaje, de Fernando Castro. Lo hice con una guía de 27 fotos, donde vimos a César en el espejo de sus 73 años, 100 de vida. Referí su valor de la familia. Hermano mayor gemelo de Amparo, de Carlos y Juana aún vivos con 94 y 92. Su enorme sociabilidad, capaz de establecer relaciones en vertical y horizontal. Su paraíso de infancia en la playa de Famara, construyó su personalidad y a él regresaba en verano. Su etapa madrileña a estudiar Bellas Artes, duró 20 años del 44 al 64 y su relación con Pepi Gómez, que falleció en el 63. Triunfó personal y socialmente, entonces en los años de plomo del franquismo. En su estancia en Nueva York de 2 años, impulsó el “impresionismo abstracto” de su obra, en la capital del mundo del arte. Estableció su residencia en Lanzarote en el 66, donde en el breve plazo hasta el 74, en el mandato de su amigo, compañero en la guerra civil Pepín Ramírez Cerdá, construyeron la red de Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo de Lanzarote y con ella la marca de la Isla. César es pintor, escultor, arquitecto, paisajista y jardinero. Es arquitecto aquel que urbaniza los oficios. Una obra con proyecto de escaso expediente y entonces sin marco urbanístico, gracias a lo cual pudo hacerse. César reúne esta experiencia en el libro Lanzarote Arquitectura Inédita, reeditado este año. Donde ya anticipando la sociedad del conocimiento señalaba que “el mayor negocio que puede tener un país es la educación de su pueblo”. Bajo el modelo de la arquitectura popular le siguieron, Aproximación a la Arquitectura Popular Canaria de Adrián Alemán, Arquitectura Popular Canaria, de Fernando Gabriel Martín, y la Revista Rincones del Atlántico 2003-2019, que recoge las obsesivas colecciones de elementos del saber popular. Manriqueños. A Fernando Higueras, lo conoció en Madrid en 1960, comprando pinturas en Macarrón. En el 62 inició relación en Lanzarote, donde su propuesta idealizada del paisaje de la Geria, acabó en el MOMA de nueva York, luego de la expo Arquitectura sin Arquitectos. Coincidían en su oposición a las arquitecturas del movimiento moderno. Higueras con Frank Lloyd Wright, al igual que Oiza, que construía entonces Torres Blancas con 4 casas de la pradera en vertical. Donde colabora Rafael Moneo, que lo hace también con Higueras. Decía nuestro Premio Pritsker 2009, que la buena arquitectura precisa “la aceptación del encargo y la adaptación al lugar”. Lo que anticipó César en los Centros de Lanzarote, arquitectura simbólica, en la lectura de Fernando Castro. El Jardín de Cactus , lo acaba en el 91, en que inaugura su Fundación y asiste al Comité de Islas de la Unesco en Taormina, Sicilia. Se prepara la Cumbre den Río del 92 , que inventa el “desarrollo sostenible”. El Comité de Islas asume el modelo Lanzarote de César Manrique Cabrera, donde señala el orden de sus vectores: cultura, medioambiente, economía y como resultado sociedad. En la Declaración de Ciudades del 2010 descubren la cultura. El coordinador de Islas de la Unesco era Cipriano Marín Cabrera, primo séptimo de César, como lo es en grado 9 Blas Cabrera Felipe, padre de la física en España. César prologa en el 92 el libro El Jardín de la Sal, de Alberto Luengo y Cipriano Marín, cuando retornó de Taormina, modelo de desarrollo sostenible.