el charco hondo

El PP vuelve a los consejeros

Difícilmente pueden volver los que nunca se fueron, o dejar pasar a quienes están dentro; de ahí que la readmisión de los consejeros que el PP tenía, jamás dejó de tener y tiene en el Cabildo de La Palma dibuje una decisión tan previsible, y justa, como confusa o esotérica, rayando lo paranormal. Fue el PP el que se fue de ellos, no ellos del PP. Los consejeros siempre han estado ahí, diciéndose del PP, enorgulleciéndose del PP, abanderándolo, sintiéndose PP, y cuanto más les afeaban la conducta ellos más se reivindicaban como miembros del partido. Transfugó el PP, no los consejeros. Ellos estaban en su sitio. Fueron los responsables orgánicos del PP, y especialmente su secretario general, Teodoro García Egea, quienes dieron la espalda al partido cuando, protagonizando un episodio sin precedentes, permitieron que las decisiones del PP canario las tomaran dirigentes de otra Organización. Y así les fue, y así acabaron acá, allá o por allí, salvo en La Palma, donde con buen criterio supieron defenderse de García Egea y sus superpoderes, esos con los que hace saltar por los aires un puente con solo mirarlo de reojo.

Los consejeros no vuelven al PP, es el PP el que vuelve a ellos. Sabe María Australia Navarro que tener a los consejeros bajo observación era un sinsentido, y que había que encontrar el momento para terminar con esa anomalía. No han sido los consejeros los que han reflexionado o entendido que existen unas reglas, o dado los pasos para restablecer la confianza (así lo ha contado Navarro); es al revés, ha sido la dirección del PP la que ha reflexionado y dado el paso. Los consejeros no se saltaron las directrices, fueron las directrices las que saltaron por encima de ellos. Con esta rectificación, que han disfrazado de readmisión, el PP reconstruye la normalidad, pero solo en parte. La ejecución sumarísima de Asier Antona, condenado por no haberse sometido a las directrices, sí, pero a las de Coalición, es un borrón que el PP canario arrastrará siempre como una mala sombra. Mil vueltas le den, mil veces lo ocurrido no dará con una explicación que se tenga en pie. El único que ha merecido un expediente de expulsión es quien puso al PP al servicio de las urgencias de Coalición; pero, claro, está feo poner cara a la pared a un secretario general con despacho en Génova. Eso no tiene arreglo. La readmisión mejora el final, pero no borra el camino que los ha traído hasta aquí. Los consejeros del Cabildo de La Palma no vuelven al PP, es el PP el que ha vuelto a ellos.

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