tribuna

Proyecto Adán, por Dulce Xerach Pérez

Hace poco he leído que algunas personas se atribuyen el haber iniciado la unión de Canarias con toda la Macaronesia y con la costa africana olvidando un paso previo: El paso de Adán Martín por la política. Porque si a alguien puede atribuirse esa nueva mirada de Canarias vuelta a Africa y a los archipiélagos hermanos de Cabo Verde, Madeira y Azores es a él. Políticamente no hay otro que haya intentado cambiar nuestra percepción de esa realidad de mejor manera y más activamente. El proyecto Adán era siempre de futuro. Hablamos de Adán Martín, que hoy hace 9 años desde que nos dejó el 10 de octubre de 2010. Su preocupación por la intensa inmigración clandestina que se padecía en los momentos que él gobernó canarias (hasta 2007) y la extrema pobreza del continente africano y la necesidad de generar riqueza en esos países le preocupó siempre.

Soñaba, cosa que escasea tanto hoy en política, en la rutina de aquella crisis migratoria aplastante y en la crisis económica que vino después de la que él vivió los duros inicios, y lo hizo soñando a lo grande: en Europa, en África y en América, como si los tres continentes que confluyen en Canarias tuvieran una dimensión casi local para él. Su legado es en parte ese (aunque hay mucho más sobre lo que escribir), el hecho de enseñarnos a mirar alrededor, a nuestro entorno geográfico como algo cercano, el ser consciente de nuestra limitación (no tenemos escala) y con quién tendríamos que aliarnos para mejorarlo todo, la movilidad, la sociedad, la economía, la convivencia.

Partió de una obviedad, pero que antes no había puesto nadie en práctica: las excelencias de las islas podrían servir de ejemplo de desarrollo para el continente africano y vio con claridad meridiana el enorme potencial de Canarias como base logística para los proyectos de desarrollo en el continente vecino, entendiendo que es imprescindible convertirnos en una plataforma intercontinental, efectiva, de encuentro, de servicios, de logística, de movilidad, de contactos y conversaciones, y de relaciones sociales y culturales con el vecino africano. Tras él se abandonó, no sabemos por qué, y ahora es una tarea pendiente más en la que trabajar.

Adán tuvo claro, desde el principio de su andadura política, y especialmente desde que llegó al Gobierno de Canarias en 1999, la importancia que para Canarias tiene la faceta de las relaciones exteriores y, al margen de que Canarias no disponga formalmente de competencias en esta materia, él, con su imaginación desbordante, encontró caminos para unir, caminos culturales, sociales, de buena vecindad, de contacto permanente, de hacer amigos y no enemigos, de mirarlos como hermanos. Y ahora, en 2019, aunque no he oído últimamente a ningún político hablar de este tema con tanta claridad, el presente y el futuro de estas islas se sigue jugando en las relaciones externas de Canarias. Las relaciones con Europa son clave, la fortaleza y unión de las Regiones Ultraperiféricas es vital, las relaciones con Africa son fundamentales para el futuro. Sin olvidar América y Europa. Y esa visión suya de la relevancia absoluta y determinante del conjunto de relaciones de Canarias con el exterior, es un mérito indiscutible que debe atribuirse a Adán Martín.

En el marco de las relaciones institucionales Adán promovió la consolidación de las relaciones políticas con los países africanos de nuestro entorno (Cabo Verde, Mauritania, Senegal y Marruecos especialmente). Mantuvo una relación constante con las autoridades de estos países apoyándonos en nuestras Embajadas, en Europa, en el Ministerio de Asuntos Exteriores de España. Y poco a poco consiguió que en muy pocos años España abriera 6 nuevas Embajadas en África, 5 antenas para facilitar los servicios consulares y diversas oficinas técnicas de cooperación para coordinar las acciones de la cooperación española en Africa. Especialmente relevante, y ahora también olvidado desde hace años, fueron las estupendas relaciones que consiguió tener con Marruecos y cómo nos involucró a todos en ese ideal. Fue capaz de generar confianza, tanto ante el gobierno de España, donde lo consideraban un aliado, como ante el gobierno de Marruecos, que llegó a considerar en aquella época a Canarias como a unas islas hermanas.

Adán vivió los años en los que el proceso de inmigración irregular adquirió mayor intensidad en las islas y fue para él una preocupación permanente la búsqueda de una solución para este grave problema. Promovió encuentros Canarias-Estado en los que aportó su visión acerca de la necesidad de crear un marco institucional y de cooperación con los pueblos que sufren el éxodo de su gente. Tenía muy claro que debía hacer entender a todos que nuestro bienestar y el de Europa dependen del bienestar de los africanos, caso contrario este éxodo no parará y condenará a África y nos afectará, y cada día más gravemente. Hizo tantas cosas que es imposible nombrarlas todas, como promover la creación de la red Africainfomarket, la creación de Casa Africa, y así, poco a poco, ayudó a forjar el programa europeo de Gran Vecindad que incluyó todos los países prioritarios para Canarias.

Por todo eso y mucho más es por lo que le echamos tanto de menos quienes le conocimos bien.

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