superconfidencial

Soy republicano, pero esa niña es un encanto

En Madrid, ante un enlutado juez, se debatía la cosa de si Esperanza Aguirre debía llamar “fiscales” a las “fiscalas”. Si se dice jueza, ¿por qué no fiscala? Bueno, da igual. Por mí, que se las renflanflinflen. En Barcelona herían a policías y ardía la ciudad. En la tranquila Oviedo, creo que el teatro se llama Campoamor, una niña de 13 años leía un discurso lleno de amor a España, pleno de admiración por sus padres y de responsabilidad ante el futuro que le espera. Miren, yo no soy monárquico, pero la monarquía tiene unos valores que nadie le puede discutir, entre ellos el de la buena educación. A mí no me gustan los reyes que matan elefantes indefensos, yo soy animalista y republicano más bien, pero respeto mi bandera constitucional, acato la Carta Magna como buen español y siento simpatía hacia los dos últimos borbones que nos han garantizado al menos el orden, desde que murió el viejo general. Sí, soy republicano, pero esa niña, Leonor, es un encanto. El viernes, además, el monarca Felipe pudo borrar el feo que su imprudente e inexperta esposa, le hizo en Palma a toda una reina, Sofía, citada por su nieta en el discurso de Oviedo y aplaudida con calor por los asistentes. Me alegro de esa armonía familiar, si fuera cierta, que ojalá. No estaba don Juan Carlos, hasta los huevos de actos oficiales; estaría navegando por Sanxenxo, o como se escriba eso en gallego, y me alegro. Ya no pega en ninguna parte, está viejo y quiere que le dejen en paz. Como yo. Pero su nieta dio una lección de inocencia, de responsabilidad pese a sus trece años y nos hacía creer en que la juventud de este país es posible. En Barcelona, los adolescentes herían a policías y destrozaban la ciudad.

TE PUEDE INTERESAR