tribuna

Toca resolver, no excusarse, por Cristina Valido

Cuando el Gobierno actual era oposición tenía múltiples soluciones, exigencias y propuestas para arreglar los problemas de la Dependencia. Ahora, en el lado de la responsabilidad, se excusa en dificultades ya conocidas y en malas herencias como si los demás la hubiéramos recibido buena, todo lo contrario.

Recuerdo que a los pocos días de llegar a la Consejería ya se me criticaban las pocas altas de ese mismo mes, en el que yo solo había sido nombrada y continuaba con responsabilidades en dependencia de la directora general del equipo anterior. No sé si lo que me exigían entonces lo hacían desde el desconocimiento, o si ahora solo tratan de excusar los malos datos .

Con las malas cifras de un equipo que lleva casi cuatro meses, reina el silencio. Bueno, el silencio no, siguen culpando a los de atrás y se han dedicado a crear ruido alarmando con el desastre existente, lo que mi abuela llamaba “ponerse la tirita antes de la herida”.

La verdad es que me conformaría con que la nueva consejera se comprometiera públicamente a mantener los incrementos que en los últimos dos años hicimos en Dependencia en los capítulos que detallo más adelante. Al menos, lo mismo.

El equipo que me acompañó se encontró con más expedientes sin mecanizar y desorganización de los que se denuncian ahora, y supongo que mi antecesora no encontró mejor situación. Por suerte, aunque se quiera decir que muy poco, en el pasado mandato la dependencia empezó a mejorar.

Nunca ocultamos nada, fuimos totalmente transparentes, sin crear alarmas, sin asustar a quienes esperan. Las puertas de la Consejería estuvieron siempre abiertas a la oposición para que pudieran hablar con los técnicos, a que valoraran in situ la falta de personal y las dificultades que se presentaban para dar respuesta a la gran demanda que existía, agravada por años de retraso y falta de recursos humanos, lo mismo hicimos con muchos periodistas interesados.

En este sentido, no debemos perder de vista los datos porque son los que nos dan una imagen real de la situación. En 2018 se destinaron a la prestación de servicios o prestaciones económicas, 190 millones de euros; 13.000 personas se incorporaron al sistema en los últimos tres años, más del doble que en los últimos 10 años, datos certificados por el Imserso. Es imposible maquillar estos datos por más que se empeñen y lo repitan incansablemente.

Respecto a la financiación de plazas a los Cabildos para atención a dependientes, el incremento fue de 56 millones de euros: de 80 millones de euros en 2016 a 136. En relación a los dependientes en lista de espera por una plaza en centro, fue el gobierno anterior el que aprobó, en consenso con los Cabildos, un plan para aportar 160 millones de euros a la construcción de nuevas infraestructuras sociosanitarias para la atención a dependientes en todas las Islas, y cuyas 5.000 plazas entre diurnas y residenciales tendrán que ser financiadas, dentro de los convenios con las corporaciones insulares, a medida que las obras se vayan finalizando.

No creo que nadie esperara que la dependencia en Canarias se resolviera en menos de tres años. Ahora deben comprometerse a mantener el crecimiento y la mejora continua, también en prestación directa a los dependientes, como poco en igual proporción al de los últimos dos años, en la que se aumentó, solo en nóminas directas a dependientes y cuidadores, 13 millones de euros (de 39 millones de euros pasamos a 52) .

Que no se reconozcan mejoras por parte del nuevo Gobierno forma parte de lo previsible, no esperaba otra cosa, pero tiene que reclamar a sus socios en el Estado que cumplan con la financiación de una Ley que aprobaron sin financiación y que las comunidades estamos soportando en un 80% de su coste.

Este abono resulta imprescindible para la creación de puestos de trabajo que puedan gestionar el sistema y se pueda hacer frente a la dramática situación que, en cuanto a personal, se generó en todas las administraciones públicas con la Ley de Estabilidad y los recortes que han descapitalizado los servicios públicos. Y es en este punto en el que quiero agradecer a los trabajadores de ambas direcciones generales su entrega, su esfuerzo, a pesar de las circunstancias explicadas y las presiones ambientales a las que están permanentemente sometidos.

Crear alarmas, no les va a servir para excusar la gestión, no pierdan más tiempo culpando a los anteriores gestores y asuman la responsabilidad de una vez. En vez de asustar, solucionar.

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