La soprano tinerfeña Carmen Acosta, junto al pianista Juan Francisco Parra, estrena mañana La voz humana (20.00 horas en el Teatro Leal), una ópera en formato bolsillo con libreto de Jean Cocteau y música de Francis Poulenc.
– ¿Qué tiene de especial La voz humana?
“La calidad del libreto y la música. El dramaturgo Jean Cocteau y el compositor Francis Puolenc son dos grandes que en los años 50 eran la cultura en París. Y tiene de importante que Cocteau era amigo de Edith Piaf y se inspiró en ella para esta obra, que es muy descarnada, triste y habla de los apegos tóxicos. Cuenta la última llamada de teléfono que recibe un personaje, al que no le puso nombre y simplemente la llama Elle (ella en francés), de su amante, que ya la ha abandonado. Y ella intenta de todo para mantenerlo al teléfono. Pasa por distintos estados de ánimo. Desde la euforia a la tristeza. Es un proceso que acaba degenerando en un suicidio porque ella sin él ya no es nadie. Para mí es importante que los dos (dramaturgo y compositor) cogieran esta figura de mujer, como era Piaf, que tuvo muchos amantes jóvenes, que quizás se apasionaba demasiado en las relaciones y tenía esos apegos tóxicos que, si uno no los para y no los racionaliza, te pueden llevar a estos finales. Creo que el público podrá reflexionar sobre ello”.
– ¿Es difícil interpretar a un personaje con esos cambios de ánimo constantes?
“Sí es difícil porque Puolenc es conocido por sus melodías muy sensuales, muy bonitas, y cuando estás recreando esa melodía la interrumpe con cortes de teléfono, con la protagonista diciendo ‘¿se cortó la llamada?, ‘no me cuelgues’. Ella está cantando una melodía recordando algo bonito de su relación y de repente llega la realidad de él, diciéndole que mañana va a recoger sus cartas e irse. Pasa de un estado de ánimo a otro en milisegundos. También es complicado memorizar un monólogo en francés de tan larga duración. Son muchas ideas que reflejan una personalidad en crisis extrema”.
– ¿Cómo surgió el proyecto?
“Fue una idea de César Martín, productor de Vector de Ideas. Me propuso hacerla con el pianista Juan Francisco Parra, que ya conocía la obra. Es un reto para cualquier cantante porque requiere muchísimas horas de estudio. Pero sorprende la capacidad que tiene esta pieza para que el público se identifique con ella y la acompañe en su dolor y su angustia”.
– ¿Qué diferencias hay entre una ópera en formato bolsillo y las demás?
“En un teatro grande o un auditorio el escenario está al fondo, con el foso en medio, y ves la escenografía y a los protagonistas lejos. El formato de bolsillo hace que el público esté al lado, que sienta lo que estamos haciendo. Para bien y para mal, porque para un cantante esa cercanía es exponerse bastante. Y luego, que la obra se puede desplazar a cualquier escenario de cualquier punto de las Islas. Por eso en esta producción la escenografía y el vestuario, que los ha realizado una tinerfeña con un talento enorme como es Yaiza Pinillos y que es responsable del vestuario del Ballet Nacional del España, está diseñado de tal manera que se puede trasladar por todo el escenario. Nos acercamos a la gente”.
– ¿Qué me puede contar precisamente del montaje, el estilismo y la escenografía?
“Ha sido un trabajo de una calidad humana estupenda y, salvo el director de escena que es de Madrid, todos somos canarios y eso gratifica. Es una satisfacción ver que aquí se pueden producir y hacer estas cosas. Hay mucha calidad. Ver el cuidado, la entrega y pasión que le ha puesto todo el mundo a este proyecto y la profesionalidad de cada uno de sus miembros es increíble”.
– Usted ha actuado en numerosos escenarios europeos, lo cual debe darle una buena perspectiva de cómo está la lírica canaria con respecto al exterior.
“Los mejores cantantes del mundo se encuentran actualmente aquí. Celso Albelo, Jorge de León, Nancy Fabiola Herrera, Yolanda Auyanet, Agustín Prunell-Friend… Llenan los mejores teatro del mundo. Canarias siempre ha sido cuna de buenos cantantes”.
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