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Fonsalía y el Anillo Insular

El puerto de Fonsalía en Guía de Isora, es a las Islas Verdes lo que el Anillo Insular a Tenerife. Dos infraestructuras esenciales llamadas a equilibrar las Islas Verdes y la Isla Baja, cuya demanda social no es nueva, la del puerto 20 años y el anillo insular más de 45. Ya estaba en el Plan Insular de Doxiadis de 1972, con Galván Bello de presidente del Cabildo, con que se hizo la autovía del Sur, el aeropuerto y los polígonos industriales de Güímar y Granadilla. Ambas iniciativas son hoy asignaturas pendientes en el saldo de la gestión política de la isla, que se reproducen en cada legislatura.
Las redes básicas de infraestructura tienen en Europa el fin de reforzar su cohesión económica, territorial y social. Son infraestructuras “inteligentes y sostenibles”, la columna vertebral para impulsar el crecimiento y competitividad del mercado único, capaces de reforzar actividad económica y empleo, en nuestras olvidadas Islas Verdes e Isla Baja. En ambos casos se ofrece la paradoja de encontrarnos en el equivalente de la España vaciada, donde incluso disminuye la población de derecho, con conflictos en las prestaciones de salud y escuela. El empleo refuerza los fenómenos de vaciado de estos ámbitos rurales, hacia los polos de empleo turístico, de servicios y público. No podemos cambiar a golpe de leyes y normas, se precisa en paralelo una decidida estrategia política y los fondos públicos y privados que la acompañen. La “maraña administrativa”, vuelve a penalizar la “Canarias vaciada”, con su sobrecarga en tiempos y costes imprevisibles, que bloquean las inversiones; desarrolladas en un marco de inseguridad jurídica contra la legalidad europea y básica de la Bolkestein.
Fonsalía se sitúa en el baricentro de las tres Islas Verdes de la provincia y tiene el mejor “clima marítimo” de Canarias. Debe en primera instancia, incorporarse en la Red de Transporte Europea RTE – T, lo que exige su reclasificación a nivel español – canario, como puerto de competencia estatal, cambiándolo por el puerto de Los Cristianos que debe reasignarse a la competencia autonómica. Éste se encuentra actualmente colapsado y sin posibilidad de crecer en superficie, en servicios y de mejorar accesibilidad. Se incorporaría el puerto de Fonsalía a la Red Básica Europea, como centro de una autopista del mar y con ello aprovecharía las cuantiosas ayudas europeas disponibles. Aquí vuelve a entrar en juego la condición de RUP de Canarias y con ello su acceso preferente a fondos UE. El despliegue del puerto, debe ir acompañado de la estrategia y fondos canarios, precisos para impulsar al tiempo la economía de las Islas Verdes.
El Anillo Insular, cerrando el tramo por el ámbito de la Isla Baja, vuelve a ser una infraestructura inteligente y democrática, al acceso de todos. Cuya sostenibilidad al igual que con Fonsalía, debe centrarse en una cuidadosa adaptación al medio y al lugar. Estos aspectos instrumentales, derivados de sus “evaluaciones ambientales”, con las confusas y contradictorias sobrecargas administrativas inducidas por la legislación canaria, van más allá de lo que norma la UE y convierten las tramitaciones en mecanismos imprevisibles. El cierre del Anillo, al margen de sus costes y tiempos, es de absoluta prioridad. Reduce desde el Norte los tiempos de acceso y con mayor seguridad, en “media hora”. Reconfigura el tráfico de la isla, al detraer del recorrido de La Laguna unos 20.000 vehículos/día.
En sentido inverso abre la Isla Baja al uso desde el Sur, poniendo en valor la zona, en actividad y empleo propio. El tráfico, en cuanto función de actividades, vendrá ligado a su vez a la localización de los hospitales, la escuela y los usos insulares singulares. Con el Anillo Insular, debemos al tiempo abordar los distintos modos de movilidad, no sólo los privados.

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