otras coordenadas

La ‘burrocracia’

Así titula Lara Zurita su reciente libro, Cómo sobrevivir a la Burrocracia, singular libro y género, que ella señala como manual de autoayuda, quizás aplicado a ella misma. Nos aconseja para sobrevivir en nuestra relación con la administración, en las que tiene experiencias múltiples. Lara Zurita, en terminología de Pessoa, sería heterónima de Pilar Zurita Guzmán (Granada 1978), licenciada en Derecho, hoy directora del Organismo Autónomo de Gestión Tributaria del Cabildo de Lanzarote y secretaria e interventora de los Cuerpos Nacionales de Administración Local, con 16 años de experiencia en varios lugares, administraciones y puestos. Completa su perfil con su papel de madre de familia numerosa.

En su “personalidad” de Lara Zurita, nos aconseja a sobrevivir a la “burrocracia y no morir en el intento”, guiándonos en el mundo de lo público. Señala la resistencia al cambio de la administración española, con 8.124 entidades locales, ayuntamientos, diputaciones y Cabildos. Con 17 autonomías y dos ciudades autónomas y el Estado Central, todas ellas con su nutrido despliegue societario y normativo, con mas de 100.000 normas que atender, responsables del bloqueo administrativo. Nos llama la atención sobre la necesidad de trasladar al ciudadano la pertenencia de la cosa pública, que está a nuestro servicio y por ello su calidad responde a que ejerzamos nuestros derechos. Actualizados con la Ley 39/2015 de Procedimiento Administrativo, marco renovado para el ejercicio de derechos que no usamos, como tampoco los mecanismos preventivos de los recursos y el cobro de servicios ante lo público. Como vocacional de la cosa pública, Lara Zurita apunta los principios de colaboración, participación y transparencia que les obligan y nos sitúa en la “revolución tecnológica”, en la que está la Administración que debe servirnos, singularmente desarrollada hoy para el cobro.

No quedarían completas las propuestas de Lara Zurita, sin aportar opinión desde el otro lado de la barrera, desde la sociedad civil que sufre la “burrocracia”. El primer problema nace de su pérdida de utilidad que no reside en servir al ciudadano, como a la apariencia de las leyes. Desprovista la ley de eficacia se aparta de la democracia. Como señala James Buchanan, Premio Nobel de Economía 1986, en su Teoría de la Elección Pública, donde nos dice que la finalidad del poder político consiste en maximizar su utilidad y la del partido, pasando el ciudadano a segundo plano.
Encaja la tesis cuando la aplicamos a la legislación canaria y específicamente a la del suelo. Donde se vulnera el principio de “subsidiaridad”, una administración una competencia. Se vulnera la Bolkestein en sus “actos comunicados”, forzando mecanismos formales no legales, cuando precisamente la Bolkestein de liberalización de servicios, traslada los controles legales al interno del operador privado y sus técnicos, pasando la administración a arbitrar el proceso. Se produce en el juego político de las Administraciones, central y autonómica, donde éstas fuerzan quién manda, en el abandono del poder central como regulador del mercado único y la deslealtad nacionalista que juega a diferenciar.

Nos desconciertan con las lecturas “arbitrarias que no discrecionales” de las normativas ambientales, que hacen imposible dotar a los procedimientos de seguridad jurídica, tanto en plazos de ejecución como en costes asociados. Canarias tiene hoy el sistema de gestión más complejo e inseguro de España en plazo y costes. En la huida empresarial de Cataluña, no hemos captado empresas a pesar de la legislación REF.

Resulta por ello sugerente el libro de la Burrocracia de Lara Zurita, cuando coloca al funcionario ajeno a la política y en su obligación de resolver. Cuando humaniza su papel, a nuestro servicio y bajo el imperio de la Ley.

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