A los Reyes Magos hay que pedirles regalos que tengan una cierta lógica, cosas razonables. Si les proponemos artículos contradictorios sus majestades se quedan sin saber qué preferimos, qué es prioridad, qué urgencia o qué relleno. Al fin y al cabo, en alguna medida somos lo que pedimos. Los regalos que queremos recibir nos describen, son nuestra tarjeta de presentación, es la radiografía que muestra el interior de cada cual, las aficiones, los hábitos, las rutinas. Por eso hay que ser claro. En la carta debe irse al grano, evitando lenguajes dobles o entrelineados. Si a los Reyes Magos un chiquillo les pide la camiseta del Real Madrid, los pantalones del Barça, las medias de la UD y una bufanda del CD Tenerife, nunca sabrán Melchor, Gaspar y Baltasar de qué equipo es el niño; y, en la duda, para salvar el trago acabarán dejándole gafas, tubo y aletas (que nunca están de más, que diría una madre). Igual ocurre con aquello que los políticos proponen a la opinión pública. Si un partido salta al césped con tres, cuatro o cinco equipajes distintos, difícilmente en la grada podrán averiguar qué equipo es. Pasó con Albert Rivera, y así acabó. Coalición tiene un problema. Como ocurre con los Reyes Magos, al electorado hay que proponerle discursos que tengan una cierta lógica, cosas razonables. Si se trasladan mensajes contradictorios los votantes se quedan sin saber qué es prioridad, qué urgencia y qué relleno. Si los lunes, miércoles y viernes Coalición proclama una incompatibilidad sin cura posible con los independentistas, pero los martes y jueves se muestra perfectamente capaz de llegar a un acuerdo en el Senado con Bildu, Junts per Catalunya y Esquerra, en la calle la gente se queda sin saber qué equipo es el que corre por la banda; y, en la duda, puede que cuando vuelvan a las urnas opten por llenarlas de gafas, tubos y aletas, dejando a Coalición sin camiseta, pantalón, medias o bufanda. La carta que los partidos escriben a los Reyes Magos no deben incurrir en contradicciones, deben señalar cosas lógicas, coherentes. Y no es el caso cuando Coalición proclama una alergia intratable a los independentistas con los que cierra acuerdos en la Cámara Alta. Decir una cosa haciendo la contraria deja al personal descolocado, confundido, echándose en otros brazos, dejándose adoptar por un discurso reconocible. Que en Coalición pregunten a Ciudadanos, seguro que en Cs podrán explicárselo.