el charco hondo

Corrimientos

Los partidos son como esas esferas transparentes que llevan en su interior un paisaje -navideño, por ejemplo-. Si el globo (o el partido) no se mueve, y permanece en su quietud sobre una estantería o mesa sin que nadie lo zarandee, dentro de la bola parece que pasa poco o nada. Ahora bien, si se agita la esfera (o el partido) comienzan a caer copos de nieve; y si se le da la vuelta un par de veces (al globo, o al partido) las partículas blancas acaban ocupando todo el espacio. Siempre ha sido así, con la única excepción de aquellos años en los que, con José Manuel Soria al volante, en el PP de las Islas a nadie se le pasaba por la cabeza ir al baño sin pedir permiso por escrito al ex ministro. No entra en el cupo de las excepciones el caso de Coalición. Nunca fue así, tampoco ahora. Como sucede con las esferas de cristal o plástico, si a CC se la deja quieta lo que se ve dentro de la bola es un partido en el que no está ocurriendo nada, donde nada se mueve, susurra, ronronea, cocina o rumorea. Nada más lejos de la realidad. Con el foco apuntando al congreso que celebrarán en primavera, a poco que a Coalición le agitan su bola de cristal empiezan a caerle copos de nieve que hablan de desencuentros, cafés, discrepancias, almuerzos, enfriamientos, cenas y corrimientos de tierra. Y es normal que así sea. Claro que en CC están pasando cosas. Por supuesto que hay quienes piensan diferente o ven las cosas, respecto al pasado inmediato o el futuro inminente, de forma distinta. No debe dramatizarse con eso. Negar la mayor no conduce a ninguna parte. En cualquier partido siempre hay gargantas más o menos críticas con la gestión de quienes han estado o están orgánicamente al frente (en este punto, dejaré escrito que me parece injusto que personalicen los males en José Miguel Barragán). Raro es que no se intente articular mayorías alternativas al poder orgánico reinante, e impensable que, en el caso de Coalición, nadie diga o haga nada, o pretenda articular algo después de haber perdido lo que creyeron era su único hábitat posible: el poder. Es normal que algunos estén moviéndose, raro sería lo contrario. Si no se toca el globo nada se mueve dentro de la esfera, pero basta agitar un poco la bola de Coalición para comprobar -sin ánimo de dramatizar- que los copos de nieve ya no caen de forma uniforme, algunos caen hacia un lado, otros hacia el otro, y otros están decidiendo si quieren caer con unos o con los otros.

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