El 29 de septiembre tuvo lugar el mayor apagón de la década en Tenerife. En aquella tensa jornada, cerca de un millón de personas se llevó un buen susto durante las 9 horas que duró el cero energético. Por suerte, el incidente se saldó sin graves incidencias en la zona metropolitana. Han pasado casi tres meses y todavía no se ha encontrado una explicación de lo ocurrido en la subestación que falló, la de Granadilla de Abona, si bien, un equipo de científicos indica que una tormenta geomagnética causada por la actividad solar pudo ser decisiva.
El director de Operación de Red Eléctrica de España (REE) en Canarias, Eduardo Prieto, explicó que “un fallo fortuito como este no es suficiente para tirar el suministro […] y pensamos que tiene que haber otros factores desencadenantes”.
Por su parte, la responsable del Servicio Nacional de Meteorología, Consuelo Cid, y un grupo de investigadores de la Universidad de Alcalá, han estudiado los datos y registros tras el gran apagón de Tenerife y creen que en aquella jornada coincidieron dos fenómenos solares que habrían sobrecargado las instalaciones eléctricas afectadas. “Si están buscando una causa externa, aquí tienen una”, dijo Cid, que presentó los resultados del estudio en el congreso de especialistas European Space Weather Week.
En su investigación, Consuelo Cid y el equipo de la Universidad de Alcalá hallaron anomalías en el espacio gracias a las mediciones de los satélites. Al parecer, dos días antes del cero energético en Tenerife se produjo un aumento considerable del viento solar. “En el observatorio geomagnético de Güímar, el campo magnético en tierra estaba perturbado desde dos días antes”, comentó la responsable del Servicio Nacional de Meteorología.
“Las fluctuaciones que mide Güímar son debidas a la corriente rápida del agujero coronal, eso es innegable, pero es muy probable que justo delante de ese agujero coronal, guiando ese choque que aparece el día 27, haya también una eyección de masa coronal”, indicó Cid. En otras palabras, “eso haría que la suma de dos eventos peligrosos provocaran uno mayor”, concluyó.
La hipótesis sostenida por los investigadores que estudian el gran apagón de Tenerife se justifica por la configuración en bucle cerrado de la estructura eléctrica de la Isla, pues el fenómeno solar acaecido entre el 27 y el 29 de septiembre afectó a todo el planeta. “La situación en Tenerife es distinta y las consecuencias dependen de la tecnología; ese campo eléctrico puede no tener consecuencias, pero depende de dónde se encuentre. Esa perturbación va a hacer que las tomas de tierra del suelo, que es un conductor, en lugar de dispersar generen un circuito que da la vuelta sobre sí mismo al meterle más corriente. En redes más ramificadas, las corrientes inducidas se pueden dispersar y no causar daños”, dijo Cid en el programa radiofónico Coffee Break.
Red Eléctrica no lo ve claro
“Todos los incidentes conocidos relacionados con tormentas solares se han producido en latitudes mucho más altas y en países con redes de transporte muy extensas y poco malladas, ya que se une el efecto mayor de las tormentas solares en las zonas cercanas a los polos junto con la existencia de anillos grandes de la red eléctrica que hace que se induzcan fuertes sobretensiones que pueden hacer fallar los equipos de la red de transporte. Ninguna de esas dos circunstancias se da en Canarias”, aseguró a El País el director de Operación de Red Elécrica, Tomás Domínguez, quien admite que no han estudiado todavía la hipótesis de Consuelo Cid y el grupo de científicos de la Universidad de Alcalá.
“No obstante, estaremos siempre atentos a cualquier información adicional que pueda aparecer y que pueda contribuir a explicar algunos de los eventos sucedidos en el incidente de Tenerife”, incidió Domínguez, que recordó al citado medio que “actualmente hay un procedimiento abierto y hasta que no concluya será difícil conocer con exactitud qué ha ocurrido”.
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