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Marruecos ya investiga por su cuenta las riquezas que disputa con España

Tras los descubrimientos de los científicos españoles e ingleses, que acabaron desvelando la mayor reserva mundial de telurio en Tropic, Rabat ordenó la compra de un buque oceanográfico que ya navega
El Oceanográfico multidisciplinar marroquí Dar al Beida (Casablanca) surca las aguas desde hace poco más de un año. Fuerzas Armadas de Marruecos
El Oceanográfico multidisciplinar marroquí Dar al Beida (Casablanca) surca las aguas desde hace poco más de un año. Fuerzas Armadas de Marruecos
El Oceanográfico multidisciplinar marroquí Dar al Beida (Casablanca) surca las aguas desde hace poco más de un año. Fuerzas Armadas de Marruecos

Se llama Dar al Beida, pero seguro que le sonará más si añadimos que su traducción al español es Casablanca. Además de ser una localidad marroquí inmortalizada por el filme de Michael Curtiz (1942), es también el nombre de la penúltima adquisición de Rabat en su afán por disputar a España las riquezas submarinas existentes en las aguas de Canarias: un buque oceanográfico.

Fue a partir de 2010 cuando comenzaron las expediciones científicas de españoles e ingleses en esta parte del Atlántico. Gracias a las mismas, se consiguió actualizar apreciablemente la cartografía de la zona, al añadir cinco montes submarinos a los cinco ya conocidos, pero el premio gordo fue el descubrimiento de la mayor reserva mundial de telurio -un mineral raro especialmente valioso para la telefonía móvil y la energía solar- en la cima de Tropic, la más meridional de las llamadas abuelas de Canarias.

Así las cosas, Rabat reaccionó. En 2016 encargó la construcción de un buque oceanográfico, el primero de su historia (hasta entonces dependían para ello de Francia), mientras que en 2017 se opuso a la solicitud española ante las Naciones Unidas de ampliar la Zona Económica Exclusiva hasta las 350 millas náuticas, actualmente paralizada por tal motivo. Finalmente, fue hace poco más de un año cuando se produjo la entrega del Casablanca, un barco con 72 metros de largo, 15 metros de ancho y que desplaza 2.600 toneladas. A pesar de que tiene un calado de solo 5,5 metros, lo que le permite trabajar en aguas relativamente poco profundas, cuenta con varios equipos hidrográficos que incluyen múltiples sistemas de sonar y perfiladores, además de un dispositivo para medir la conductividad y la temperatura del agua y permitir la toma de muestras. De especial interés es el dato de que sea capaz de realizar muestreos de sedimentos a 6.000 metros bajo el mar, dado que la profundidad máxima de Tropic es de 4.200 metros, pero a nadie se le escapa que las probabilidades de que en el resto de esos montes submarinos hayan más reservas de telurio, cobalto y otros minerales raros son enormes. Además, el barco tiene una estación meteorológica, dos botes de reconocimiento de ocho metros (equipados con sonar y otros sistemas) y un bote inflable de casco rígido. Tiene provisión para buques de superficie no tripulados, pero no está equipado con ellos.

Con una velocidad máxima de 14 nudos, la misión principal del Casablanca es el estudio hidrográfico, pero también puede llevar a cabo misiones de vigilancia, asistencia humanitaria, rescate, protección ambiental y, faltaría más, misiones militares.

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