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Qué contentos están todos, o casi

Loco de contento está el Danny de Vito catalán, ese tal Iceta, con el pacto de su jefe para que ERC se abstenga en la votación que le hará presidente del Gobierno. Iceta parece más próximo a los independentistas que a los constitucionalistas; allá él. No están tan contentos algunos barones socialistas, incluido el canario, que acatarán la decisión de su líder, pero sin compartirla. Y entonces comenzará el chantaje de los independentistas, que ni siquiera podrá soportar Sánchez, por mucha afición que le tenga a las almohadas de La Moncloa. Me da que esto va a durar poco, que los presupuestos serán un obstáculo y que las cesiones a los indepes serán muchas; y que España se va a la mierda. Ya saben que detesto hablar de política, pero el tedio me cercena los temas del puto folio. Hace tiempo que renuncié a escribir artículos geniales; ahora, sencillamente, cuento mi vida. En realidad, los escritores más grandes se han ganado el sustento siendo autobiográficos. Es más cómodo y hasta más interesante, porque reflejas lo tuyo, no tal como ocurrió sino como tú lo has querido fabular. Y, claro, por muy malo que seas, bordas el relato. Conviertes el puto folio en un cuento y esto sí que es una gozada; pero todo mentira. Estamos en la era de la mentira, comenzaron los políticos y le siguieron los cronistas de todos los días. La mentira es el deporte nacional, las promesas incumplidas se han convertido en asunto cotidiano y ahora todo el mundo te quiere engañar, incluida la Agencia Tributaria, que siempre tira por lo alto. No crean que la crónica diaria es fácil, porque con el sufrimiento se te va la inspiración y escribir sin inspiración no es escribir sino malvivir con un desamor interior que te impide el sueño. Me pasa a mí.

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