El problema de Coalición es que en Madrid la legislatura ha echado a andar sin Coalición, esto es lo sustancial, éste el asunto, la cuestión de fondo; el resto, incluido el reality que han empeorado con una absurda multa de tráfico, es solo el humo del agua que hierve en el caldero. La multa es la caricatura, porque lo es, solo les faltó instaurar el carné por puntos, para acto seguido quitarle cuatro, cinco o seis puntitos a la afiliada Oramas -dando así por resuelta la infracción de la parlamentaria-. Cualquier solución, la que sea, habría mejorado lo de contabilizar en euros que una diputada de partido actúe en una sesión de investidura como si lo fuera por listas abiertas -que bien vendrían, por cierto-. El problema de CC tampoco es José Miguel Barragán, al que bien podrían agradecer que dé la cara para salvársela a quienes suelen desaparecer cuando vienen mal dadas. La multa confirma que la candidatura de Fernando Clavijo a la secretaría general va cogiendo forma, así como que los movimientos de sus alternativos no han madurado lo suficiente para ganar un congreso que, ojo, puede acabar en escisión. A un lado quienes creen que de la oposición se sale por la derecha, peleándole el espacio al PP y Vox. Al otro, puede que ya fuera de CC, aquellos que piensan que del frío se sale por la izquierda. Al calor del poder bastó como pegamento lo de poner el interés de Canarias por encima de otros pelillos ideológicos, pero cuando en la oposición el frío aprieta el pegamento deja de pegar, del discurso centro-periferia se pasa al debate derechas-izquierdas, y claro, en ese terreno la burguesía tinerfeña se parece a los de Coalición en otras Islas como un huevo a una castaña. El frío de la oposición ha provocado que en CC muchos hayan amanecido con camisas, jerséis y pantalones que no se ponían desde principios de los 90, cuando a raíz del ascenso de Coalición a los altares se pusieron el uniforme del poder. En apenas unos meses sabremos qué CC gana y qué CC pierde, y se va -o no, ya se verá-. Eso será en primavera. Ahora lo que pasa es que la legislatura ha echado a andar en las Cortes sin Coalición. Oramas sale reforzada en su feudo y en las tertulias madrileñas, pero CC se queda sin papel en la película, sin interlocución, sin puentes, sin peso, sin ministros con los que reunirse, sin ministras con las que negociar. Y eso sí que es un problema.
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