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el charco hondo

Cenas de empresa (el novelero)

El novelero estudió en el instituto las combinaciones con repetición, que ahora aplica para organizar almuerzos de empresa y cenas con amigos. De otra manera, no podría explicarse que después de nueve semanas sin parar también hoy tenga el valor que hace falta para contar en casa que tiene un almuerzo de navidad. El novelero es metódico, y creativo. Constructor de un idioma propio, concebido para justificar los tenderetes, con su pareja no habla de fiestas, sino de compromisos -porque a él lo embarcan; él nunca es quien lo promueve, no-. Ha ideado un sistema para subdividir el almuerzo de empresa. Celebrada la oficial, él crea otros dieciséis chats de Whatsapp, grupúsculos a los que da forma con razones sociales de distinta índole, lo que le permite organizar almuerzos con los primeros que llegaron a la empresa, con los últimos en incorporarse, con los fijos, con los autónomos, con los fijos discontinuos, con los que estuvieron con él pero ahora están en otra planta, con los que se fueron el último año, con los que se fueron hace dos, con los que normalmente desayunan juntos, con los que no suele desayunar. El novelero ha ido a cenar estas semanas con sus amigos de siempre, con los ex alumnos de su colegio, con los de su instituto, universidad, escuela de conducir, academia de mecanografía, clases particulares de inglés, con los del gimnasio, con los del gimnasio de antes, con los amigos de un amigo, con los del cuñado y con los que coincidieron con él en un aeropuerto el día que el avión salió con dos horas de retraso, con los padres del equipo del hijo mayor, con los del equipo del pequeño, con los de carnavales, con los que se disfrazó pero solo el sábado de piñata, con los de la cabalgata porque son los mismos pero hay dos que no salieron en piñata, con los padres del colegio del chiquillo, con los que se cruzan con él cuando sale a correr los fines de semana, con los hermanos, con los primos, con los que sale los viernes, con los que sale algunos sábados y con los que estaban en la mesa de al lado el día que cenó con los del paddle. Las combinaciones con repetición le permitirían seguir así hasta marzo o abril, pero a la vuelta del día de Reyes tiene que ir al almuerzo de los de las telas del disfraz, a la cena del grupo encargado de comprar los complementos, y a la de los que este año no saldrán en carnavales.