el charco hondo

El muro

Si la descompresión descontrolada consiste, según quienes sí entienden de estas cosas, en una caída no planificada en la presión de un sistema sellado -como una cabina de avión, por ejemplo-, y si tal descompresión resulta de errores humanos, fatiga de materiales, errores de ingeniería o impactos, en el caso de las compañías aéreas que están engordando con descaro los precios en los trayectos entre las Islas y la Península, la descompresión de la bonificación del 75%, igualmente descontrolada, es consecuencia de errores parlamentarios, fatigas ministeriales, errores de partidos e impactos no fiscalizados, cóctel que explota en los bolsillos de quienes ven como Canarias se ha alejado miles de kilómetros en pocos meses, situándose en el mapa a ojos de los usuarios junto al Caribe, Estados Unidos o Asia. Quienes en el Ministerio de Fomento no están haciendo su trabajo, tanto da si consciente o inconscientemente, tanto da si con buena o mala fe, y quienes en las Cortes no les han exigido que analicen, informen, fiscalicen y actúen para parar el festín de las compañías aéreas -promoviendo en su caso cuantas iniciativas parlamentarias sean necesarias para evitar que la subvención del 75% sea saqueada- están frustrando el buen trabajo que Canarias está haciendo en el mercado peninsular. Basta ya. Hay que parar a quienes dopando los precios están bajando a los turistas peninsulares del avión, desanimándolos, invitándolos a que barajen otras opciones económicamente más razonables. Somos un destino atractivo. Tenemos un producto potente. Sabemos hacerlo. En el transcurso de estos meses de rayos, truenos y relámpagos, el sector -en general- y la consejera de Turismo -en particular- han demostrado reflejos, coraje, madurez, sentido común y capacidad de respuesta, y ahí están los últimos datos para constatar que se ha sabido gestionar la crisis. Los retrocesos en los mercados alemán o británico, compensados por la recuperación del peninsular, invitan a acabar con la pasividad de los altos funcionarios de Fomento, arquitectos del muro que con su actitud han levantado entre la Península y las Islas (qué decir de los canarios sin alas). Canarias debe movilizarse para tirar el muro, plantar cara a las compañías o, en su caso, activar herramientas legales que acaben con esta orgía de precios, poniendo así fin a la descompresión descontrolada -y tolerada- de la bonificación del 75% que está castigando al turista peninsular y a los residentes.

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