Aunque en realidad esta década termina al final de este 2020, ya podemos hablar que para el Sur de Tenerife estos útimos diez años de lo que llevamos de siglo XXI se recordarán como una década perdida. Perdida en medio de una crisis económica y una regla de gasto que solo ha servido para que nuestros ayuntamientos sumaran y sumaran millones de remanentes positivos, aliviando sus finanzas, sin traducción en inversiones ni en puestos de trabajo para sus vecinos. Ni siquiera la llegada masiva de turistas nos ha permitido bajar en Canarias de los 200.000 parados, en torno al 20% de la población activa.
Las viviendas que faltan
Y dentro de esas escasas inversiones en el Sur, y en toda la Isla, destaca en sobremanera el déficit en la construcción de viviendas de promoción pública, sobre todo en aquellos municipios –Adeje, Arona o Guía de Isora– donde resulta casi imposible que un trabajador del sector turístico, encuentre una vivienda, un piso o una simple habitación para poder aceptar las ofertas de trabajo que le surgen. Trabajo hay, pero alquilar es más que prohibitivo.
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