el charco hondo

La pinza

Acuñado por Alfred Hitchcock, el MacGuffin da nombre a una técnica de distracción que consiste en introducir en la trama un elemento que capte la atención del espectador, alejándolo así del asunto verdaderamente central. Según Hitchcock, el MacGuffin o pieza de distracción solo es importante si los espectadores piensan que es importante. Mi trabajo como director -decía- es hacerles pensar que es importante. En esa idea, el trabajo de los estrategas que construyen el guión de los partidos -y de los gobiernos- es conseguir que los asuntos que prefabrican y cuelan en la agenda allanen el centro del escenario, de tal forma que sus MacGuffin expulsen de la actualidad a los capítulos estratégicos, secuestrando de esta manera a tertulias, informativos y redes sociales a golpe de debates colaterales. Vox no ha inventado el truco de hacer propuestas con munición ideológica, emocional o ética para marcar agenda y arrastrar al resto a sus temas, a los fuegos cruzados que interesan a Vox. Refuerzan con esta dinámica el objetivo de que sea la ultraderecha, y no el PP, la que escriba el guión de la oposición a este Gobierno. El pin parental es una propuesta posiblemente inconstitucional, un retroceso que lejos de conciliar lo que consigue es estigmatizar y educar a los ciudadanos del futuro inmediato con vasos no comunicantes; pero, sobre todo, es un debate que en ningún caso puede abordarse como se ha hecho. Con todo, la cuestión de fondo, siendo un asunto que requiere madurez, honestidad y respeto a las libertades, no deja de ser el siempre penúltimo MacGuffin de Vox, un guante que los portavoces ministeriales han recogido con ganas porque al recién constituido Gobierno este tipo de discusiones le va a venir bien. Interesa a quienes se sientan en el Consejo de Ministros que Vox dé candela a las tormentas ideológicas, balaceras sin coste en los presupuestos generales del Estado que, consolidado el hilo conductor, ayudará a que se hable de otra cosa cuando el Gobierno necesite que no se hable de otras cosas. El PP tiene un problema, y gordo. El lío del pin parental anuncia que debates de este corte, protagonizados por Vox y el Gobierno, se van a suceder durante toda la legislatura. Una pinza amenaza con dejar al PP en tierra de nadie, a remolque de los MacGuffin de Vox, debates de distracción a los que el Gobierno se va a sumar encantado.

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