el charco hondo

Lo de Oramas

No resulta sencillo leer o escuchar lo que se escribe o dice sobre lo de Ana Oramas (las interpretaciones que unos u otros están colocando) sin acordarse de aquel chiste del astronauta intentando comunicar con la sala de operaciones.

• Houston, Houston, tenemos un problema -alerta el astronauta.

• No, bonito, el problema lo tienes tú; yo estoy a media hora de casa, saboreando mi primer café de la mañana mientras echo un vistazo a la pantalla del ordenador -responde el ingeniero de guardia, desde la sala de control.

Sentada en su escaño, con o sin café, la diputada de Coalición no tiene un problema. Coalición sí. CC tiene dos opciones. Ninguna con final feliz. Si la expulsan (no lo harán) se les abre una crisis. Si optan por dormir la situación, eternizando los trámites internos para finalmente dejarlo estar, sobrevolarán como Organización el monte del ridículo a ojos del mismo país que ha seguido con curiosidad tan singular episodio. El problema, Houston, no es que Ana Oramas piense o crea lo que piensa y cree, y que vote en consecuencia. El problema, bonito, es que piensa distinto que los órganos correspondientes de Coalición; pero, sobre todo, la cuestión es que el voto de Oramas es solo la punta del iceberg de lo que bajo el mar está moviéndose en CC. Ahí sí hay asunto. El voto de Oramas no es un cometa o una estrella fugaz. Es una radiografía. Su voto prueba que en Coalición hay dos formas bien diferentes de leer la relación que CC debe mantener con los socialistas, en particular, con la izquierda, en general, y con Nueva Canarias, en regional. Coalición está debutando en la oposición después de más de veinticinco años gobernándolo todo. En sus filas hay quienes creen que de la oposición se sale más rápido por la derecha, pero también los hay que consideran que a las posiciones de poder regresarán por la izquierda o no regresarán. Dudas existenciales que Coalición debe despejar en primavera, pero que lo de Oramas ha evidenciado con meses de antelación, puede que precipitando un pulso que con este capítulo ha perdido la condición de interno. Que la diputada se haya saltado la instrucción de su partido no es un tema menor, pero lo sustancial es lo que su voto anuncia. Oramas está sentada frente a su ordenador en la sala de operaciones. El problema lo tienen los astronautas de Coalición.

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