Hace apenas diez días, el coronavirus, conocido ya como “neumonía de Wuhan” o 2019-nCoV, cuyo brote actual tiene su origen en un mercado de marisco y pescado de la ciudad china de Wuhan, una ciudad sin costa y de unos 11 millones de habitantes, apenas concitaba la atención de los especialistas. Hoy en día, pocos temas preocupan más en todo el planeta, al punto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) corrigió ayer lo que entiende como un error de valoración, de tal modo que ahora ha calificado su nivel de riesgo internacional como “alto”, en vez de “moderado” como hasta ahora.
Aunque la OMS sigue sin declarar esta epidemia como “emergencia de salud pública de interés internacional” (como sí ocurrió con la gripe porcina H1N1 en 2009, el virus zika en 2016 y la fiebre del Ébola, que devastó parte de África occidental de 2014 a 2016 y la República Democrática del Congo desde 2018), lo cierto es que las cifras empiezan a resultar mareantes.
Así, al cierre de esta edición ya son 106 los muertos por esta causa, después de que las autoridades chinas desvelasen el primer fallecimiento en la capital, Beijing (Pekín), mientras que los países que, al menos, han confirmado algún enfermo por esta causa se eleva a 16 (incluyendo las regiones autónomas chinas de Macao y Hong Kong) tras el anuncio realizado ayer por Camboya. En concreto, la relación de dichos países incluye, además de los citados, a Estados Unidos, Francia, Australia, Japón, Malasia, Singapur, Corea del Sur, Taiwan, Tailandia, Nepal, Vietnam y Canadá. En una medida sin precedentes por su envergadura, el Gobierno chino ha declarado una cuarentena en, al menos, una docena de ciudades, la mayoría en la provincia de Hubei (de la que Wuhan es capital), lo que afecta a cerca de 60 millones de personas que, sencillamente, no pueden coger ni trenes, ni aviones que entren o salgan de su ciudad, en cuyas afueras se han instalado controles de carretera para impedir que los coches privados burlen esta medida preventiva. Hay que tener en cuenta que el pasado sábado comenzó el Año Nuevo chino, lo que tradicionalmente implica el trasiego de cientos de millones de personas que, por costumbre, escogen estas fechas para volver a casa.
Por si fuera poco, y aunque la OMS sigue trabajando como principal hipótesis que el origen se encuentra en una trasmisión de animal a humano, las autoridades chinas ya tienen claro que el coronavirus puede pasar de persona a persona. Otro dato eleva la inquietud, por cuanto el periodo de incubación es de 14 días antes de que aparezcan los síntomas (fiebre y fatiga, acompañados de tos seca y, en muchos casos, de dificultad para respirar), por lo que pasan hasta dos semanas para que el afectado descubra que ha contraído esta enfermedad.
En cuanto a Canarias, de momento parece lejana a esta crisis sanitaria, pero el hecho de que Francia haya confirmado tres casos no deja de resultar preocupante. De momento, el Ministerio de Sanidad español ha recomendado medidas preventivas, tales como la utilización de guantes de nitrilo de un solo uso en cacheos o inspección de equipajes y documentación, así como el uso de mascarillas FFPP 2 en el control de la documentación a todos los pasajeros procedentes de cualquier ciudad de China u otras zonas afectadas, independientemente de su nacionalidad.
Ya son cerca de 4.250 los afectados por todo el planeta por la neumonía de Wuhan, una cifra que, con plena seguridad, seguirá creciendo.
Tiene menor mortalidad que el SARS o el ébola
Hasta ahora, los científicos entienden que este coronavirus de Wuhan presenta un porcentaje de mortalidad inferior a una epidemia similar a la actual, la del SARS (que mató a 774 personas entre 2002 y 2003) o el temible ébola, cuyo último brote causó, al menos, la pérdida de unas 12.000 vidas, sobre todo, en África.
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