
Las tres balsas del sur de Tenerife que almacenan agua regenerada, procedente de la depuradora de Santa Cruz a través del canal que bordea la autopista, se encuentran al 71% de su capacidad, un porcentaje que supone un notable incremento respecto a las mismas fechas del año pasado, cuando, a pesar de llover algo más, el nivel de llenado apenas llegó al 49%.
La cantidad almacenada en las balsas de San Isidro, El Saltadero (ambas en el municipio de Granadilla) y Valle San Lorenzo (Arona), representa una buena noticia para el sector agrícola, ya que se trata de agua de calidad que, después de un primer tratamiento en Santa Cruz, se somete a un segundo proceso de desalinización por Balten, lo cual la convierte en un recurso apto no solo para césped y plataneras, sino también para cultivos más delicados.
Hay que recordar que, el agua depurada en la planta del barrio de Buenos Aires (Santa Cruz) se envía por “impulsión” hasta El Tablero y desde ahí va por caída libre por la tubería junto al margen de la TF-1 hasta Valle San Lorenzo.
“Es un aumento sustancial y sorprendente”, afirmó a este periódico el consejero de Agricultura, Ganadería y Pesca del Cabildo, Javier Parrilla, que subrayó la apuesta del actual grupo de gobierno por el agua regenerada. “Nuestro objetivo es garantizar de la manera que sea el suministro agrícola, pero la gran duda es por qué no se aplicó esta medida antes. A mí me resulta incomprensible y quizás en la anterior etapa se consideró que se debía primar más la compra de agua”, indicó.
Parrilla insistió en que, el presente y futuro de la producción agrícola pasa por el agua depurada, y recordó que el objetivo de su departamento es abaratar el precio para el uso agrícola (Tenerife cuenta con 22 embalses de regadío), porque “no solo es un sector maltratado sino olvidado durante décadas. Esa es una realidad, no es un alarde de demagogia política”.

“Más de un 70% de llenado es un balón de oxígeno, porque el Sur necesita agua y la que almacenan los embalses es de calidad y permite su uso para la mayor parte de cultivos”, subrayó el consejero, que garantizó la estabilidad para gran parte de la agricultura de secano en el sur.
La cantidad más importante de agua regenerada se acumula actualmente en la balsa de El Saltadero (289. 077 metros cúbicos, un 63% de su capacidad), seguida de Valle San Lorenzo (231.545 metros cúbicos, un 92% de llenado) y San Isidro (14.603 metros cúbicos y un 29%). El volumen total de los tres embalses alcanza los 535.225 metros cúbicos.
Por otra parte, los dos estanques de agua blanca, procedente de las galerías, registran un comportamiento dispar. Mientras la balsa de Trevejos, en Vilaflor, permanece al 27% (76.020 metros cúbicos), la de Lomo del Balo, en Guía de Isora, está al 80% de su capacidad (430.305 metros cúbicos). Si sumamos el volumen total de agua regenerada y blanca en el sur, en las balsas que gestiona el Cabildo, la cifra supera el millón de metros cúbicos (1.041.550).
Preguntado por las posibles consecuencias de la falta de lluvias sobre el agua de abasto en verano, Parrilla lanzó un mensaje tranquilizador. “El servicio está garantizado, aunque debemos ser precavidos y no bajar la guardia. Si tuviéramos algún tipo de problema contamos con dos desaladoras en el sur (Granadilla y Fonsalía) que funcionan a base de aporte energético y que podrían producir hasta el límite actual previsto (14.000 metros cúbicos al día cada una). El suministro de agua blanca (la que procede de las galerías) también está asegurado”, indicó.
La Isla almacena 113.000 metros cúbicos más que el año pasado
Javier Parrilla señaló que la naturaleza del mercado del agua en Tenerife es “muy compleja”. “No existe un mismo precio ni un mismo operador, y el agua de abasto siempre tiene la preferencia. No podemos comprar calidad en las medianías de Agache, Arico o Vilaflor porque se destina al abasto”. Respecto a la situación global de las balsas en Tenerife, el consejero avanzó que es levemente mejor que hace un año. “Hemos pasado del 55% al 57% de llenado, es decir, 113.000 metros cúbicos más, que es mucho cuando ha llovido menos, pero no hay que lanzar las campanas al vuelo”. La Isla Baja es la zona que más sufre la falta de precipitaciones.