el charco hondo

El fin del Edmundo

Es curioso, nunca imaginé que esto pudiera pasar, si me lo dicen hace unos años no habría dado crédito, y pasó, está pasando, y lo que está ocurriendo es que ya no siento nada cuando veo los quioscos ya colocados o las piezas amontonadas junto a la puerta de los bares, nada, no siento nada, tampoco cuando veo levantar las estructuras de los escenarios, nada, pero nada lo que se dice nada, es increíble, jamás lo hubiera imaginado, pasa un coche con Celia Cruz a todo meter, ay, no hay que llorar, que la vida es un carnaval, que es más bello vivir cantando, ay, no hay que llorar, que la vida es un carnaval, y las penas se van cantando, pero ni así, nada de nada, no siento nada, ni un cosquilleo, ni aquel escalofrío, nada, cómo han cambiado las cosas, y yo, por lo que se ve, será que he cambiado, porque antes, años atrás, al ver las barras ya colocadas, o los escenarios levantados, o los quioscos invadiendo la ciudad, uf, aquello era otra cosa, cualquier señal de que el carnaval estaba echándose a la calle ponía en marcha las turbinas del carnavalero que fui, ya no, ayer se abrió sola la puerta del altillo y no sentí nada, me tropecé con la maraca de la última vez y la miré con indiferencia, en la cafetería de abajo tenían la música a todo meter, tengo el alma el pedazos, ya no aguanto esta pena, tanto tiempo sin verte, es como una condena, pero nada, no siento nada, el carnaval no me dice nada, cómo hemos cambiado, o al menos yo, porque los colegas de siempre sí van a salir, hoy han quedado para meterse en la cabalgata, van disfrazados de María Teresa Campos, la fantasía es El fin de Edmundo, Edmundo, sí, ya sabes, bigote Arrocet, y la verdad es que el disfraz está cachondo, bueno, puestos a contarlo todo, yo también me lo he hecho, Ana y Natalia lo han dejado de cine, pero me lo he hecho para el año que viene, este año no salgo, bueno, si acaso un rato, pero solo porque Natalia y Ana me han hecho el disfraz, solo por eso, porque yo estaba por quedarme en casa, a ver, reconozco que cuando veo los quioscos o suenan algunas canciones algo sí que siento, venga, vale, la verdad es que sí, para qué decir otra cosa, de acuerdo, salgo, pero paso de ir al desfile de los coches antiguos, ese día me quedo en casa, si acaso me acerco un momento, pero solo un rato, marejada, marejada..

TE PUEDE INTERESAR