calima en canarias

La arena dejó 745 aviones en las pistas

Entre largas colas, los aeropuertos volvieron ayer a la normalidad tras el mayor episodio de calima en 40 años, agravado por fuertes vientos
Los pasajeros tuvieron que armarse de paciencia ayer en el Aeropuerto Tenerife Sur para facturar sus equipajes y embarcar. J.C.M.

Los aeropuertos canarios recobraron ayer la normalidad después de un caótico domingo, en el que las adversas condiciones meteorológicas afectaron a un total de 829 vuelos (entre llegadas y salidas) en los ocho aeropuertos del Archipiélago.

Según la información facilitada por AENA, se produjeron 745 cancelaciones y 84 desvíos a otros aeródromos por baja visibilidad, a causa de la tormenta de arena procedente del Sahara y por las fuertes rachas de viento que superaron los 100 kilómetros por hora prácticamente en todas las Islas.

En el aeropuerto de Tenerife Sur el fuerte viento y la espesa nube de polvo en suspensión se dejaron sentir especialmente, obligando al desvío de 34 vuelos y a la cancelación de 108, mientras que en el de Tenerife Norte se desviaron nueve vuelos y se cancelaron 149 por el fuerte viento.

En el resto de aeropuertos de la provincia se abortaron 73 operaciones (56 en La Palma, 13 en El Hierro y cuatro en La Gomera) y dos aviones aterrizaron en destinos distintos a los previstos.

En la provincia oriental se contabilizaron 424 cancelaciones (289 en Gran Canaria, 87 en Lanzarote y 48 en Fuerteventura) y se desviaron 39 aviones.

Aunque las Islas seguían ayer bajo la influencia de la borrasca, las condiciones meteorológicas mejoraron, lo que permitió a los aeropuertos ir recuperando paulatinamente la normalidad, aunque con algunas restricciones por seguridad que se tradujeron en numerosos retrasos. De hecho, a primera hora de la mañana, AENA aún aconsejaba a los pasajeros que consultaran previamente a su aerolínea.

Numerosos turistas esperan en el exterior del edificio terminal del Reina Sofía. J.C.M.

Ya entrada la tarde, cientos de pasajeros, en su gran mayoría turistas extranjeros, hacían cola frente a los mostradores de las compañías aéreas para regresar a sus países, en alguno de los 75 vuelos programados, que despegaron ayer desde el sur de Tenerife.

Según pudo comprobar DIARIO DE AVISOS, la mayor aglomeración de viajeros se produjo frente a los cinco mostradores de la compañía Condor, cuyos empleados se esforzaban en despachar, con la máxima agilidad posible, los trámites de facturación.

Las pantallas de información sobre las que se agolpaban varios grupos de turistas, muchos de ellos jóvenes con hijos de corta edad, advertían retrasos en vuelos a destinos como Moscú, Londres, Estocolmo, Helsinki, Bolonia, Stturgart o Frankfurt. Algunos soportaban la espera en la interminable fila quintuple bebiendo cerveza y hasta comiendo plátanos, como era el caso de un matrimonio alemán consciente de que la facturación de sus maletas iba para largo. Otros simplemente se entretenían con el móvil o, incluso, aprovechaban para adormilarse apoyados sobre una columna o recostados sobre una tabla de surf, como una joven pareja germana.

Mientras, en el otro extremo de la terminal y ante una discreta vigilancia policial, las colas se formaban frente a las oficinas de los coches de alquiler, entre quienes acababan de aterrizar.

Paralelamente, las empleadas del servicio de limpieza se afanaban por eliminar los efectos de la nube de polvo que envuelve estos días al Archipiélago, lo cual resultaba prácticamente una misión casi imposible. Una de las trabajadoras del servicio de limpieza expresó a este periódico su deseo de que la situación se normalizara cuanto antes. “Ahora está mejor pero ayer y esta mañana fue una locura, esto estaba lleno de gente”, explica, mientras desenfundaba su móvil y nos enseñaba una imagen captada por ella misma desde una de las pasarelas de la primera planta de la terminal, en la que se aprecia una nave abarrotada de pasajeros. Con un gesto de resignación, la trabajadora guardó su teléfono y volvió a su tarea. “A ver si se va la dichosa calima. Por más que limpias, se llena todo de polvo”, lamentó.

Y es que el interior de la terminal no se libró de los efectos de la turbia atmósfera y del ambiente irrespirable, una adversidad que trataba de combatir una minoría de pasajeros que arrastraban sus maletas portando mascarillas de protección.

Por fuera del edificio, el trasiego de taxis no cesaba y una docena de guaguas de diferentes turoperadores permanecían aparcadas, perfectamente alineadas, en la dársena habilitada para traer y recoger turistas. Muchos de ellos aguardaban en el exterior a 30 grados y bajo un sol atenuado por la arena suspendida para ser transportados a los hoteles del Sur.

28.000 afectados en Tenerife

El número de pasajeros afectados en los aeropuertos tinerfeños durante la jornada del domingo fue de 28.000, según informó ayer Pedro Martín, presidente del Cabildo de Tenerife. Una circunstancia que obligó a las autoridades insulares, a los responsables de AENA en Canarias y a Cruz Roja a improvisar en la primera planta del Aeropuerto Reina Sofía un “albergue”, en palabras del mandatario tinerfeño, que incluyó camas y, sobre todo, productos de higiene personal (pañales para niños, especialmente) y así dar respuesta al bloqueo de aquellas personas que se vieron obligadas a pernoctar en dichas instalaciones.

A media tarde, cuando el Gobierno de Canarias desactivaba la alerta por calima y la rebajaba a prealerta, comenzaban a mostrarse los perfiles de las montañas del Sur a los pasajeros, mientras en las pistas rugían los motores de las aeronaves.

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