tribuna

Garajonay, 100 plenos para la historia: de Meriga a Enchereda, por Pedro Luis Pérez de Paz

El pasado 12 de diciembre se celebró en San Sebastián de La Gomera el Pleno número 100 del Patronato del Parque Nacional de Garajonay. Un hito que se nos antoja no debe pasar desapercibido para la historia del Parque en particular, y de La Gomera en general. Con demasiada frecuencia, el frenesí cotidiano nos impide reposar el pensamiento para mirar atrás con cierto sosiego, evaluar el pasado y proyectar el futuro incierto. Esa mera convicción nos animó a proponer al presidente del Patronato, Casimiro Curbelo, la idea de celebrar con un sencillo acto institucional el singular acontecimiento, propuesta compartida con satisfacción por la dirección del Parque.
En una época en la que el carácter efímero de las instituciones suele ser lo habitual, haber alcanzado un centenar de plenos parece mérito suficiente para recordar y brindar por la infinidad de personas que han trabajado por el Parque durante sus casi cuarenta años de existencia. Además, el Patronato es un foro en el que desde una perspectiva plural se confrontan ideas y proyectos, que no solo inciden en la gestión del Parque Nacional, sino que repercuten en toda la política social y económica insular.
Conviene recordar que Garajonay es hoy una realidad porque, en primer lugar, muchísimas generaciones de gomeros se han privado, voluntaria o imperativamente, de la explotación abusiva de sus recursos; y, en segundo lugar, porque desde los órganos de gobierno se han adoptado a lo largo de la historia diferentes medidas técnicas y legales para la conservación del frágil ecosistema forestal que alberga: la laurisilva, un bosque relíctico de gran valor testimonial.
Creado por Ley de la Cortes Generales el 15 de abril de 1981, Garajonay es el benjamín de los cuatro parques nacionales canarios. Y lo es tanto por razones de edad (38 años) como de superficie (3.984 hectáreas). Pero ni lo uno ni lo otro resta un ápice a sus méritos naturales. Así lo acredita su reconocimiento como primer Bien Natural del Patrimonio Mundial de la Unesco en España, distinción otorgada un ya lejano 25 de noviembre de 1986, tan solo cinco años después de su creación.
Las grandes iniciativas cuajan cuando se suma el esfuerzo colectivo de sus promotores, muchos de los cuales pasan injustamente al anonimato. Resulta evidente que en un breve artículo de estas características no podamos citar a todas las personas o colectivos implicados en la génesis del Parque. Menos aún analizar con detalle la historia del Patronato, recogida en las actas del centenar de plenos que aquí se conmemoran. Pese a ello, no puede olvidarse la labor pionera realizada por los ingenieros de montes José Miguel González, a la sazón director general del ICONA, e Isidoro Sánchez, a la postre primer director-conservador del Parque y secretario del Patronato. Un tándem al que, a su reconocida capacidad de gestión técnica y política, cabe sumar su entusiasmo y sinergia personal. Ambos fueron los verdaderos adalides del Parque Nacional de Garajonay.
Tras su creación, el 27 de febrero de 1982, se constituye el Patronato bajo la presidencia de Carlos Bencomo, senador insular. La histórica sesión tuvo lugar en el salón de plenos del antiguo edificio del Cabildo Insular de la calle Real, popularmente conocida como calle del Medio. El acta de constitución, manuscrita con esmerada caligrafía, da testimonio de los integrantes, representantes de diferentes estamentos nacionales, regionales, insulares o municipales. Entonces, como ahora en la nueva sede insular, engalanaba el salón de actos La Romería de San Juan, cuadro del célebre pintor José Aguiar. Tras su constitución se celebró el primer pleno del Patronato en la misma sede, que pasaría a ser oficial tras el generoso ofrecimiento de Antonio Plasencia, presidente del Cabildo Insular y como tal miembro nato del Patronato.
Personalmente nos incorporamos como miembro del Patronato, en representación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el 16 de julio de 1982, fecha en la que se celebró su tercer pleno. Del mismo guardo el áspero debate suscitado en torno a la pretensión local de construir una presa en la cuenca de Meriga, en el municipio de Agulo, una de las mejor conservadas de la isla. Por entonces, la controversia entre partidarios y detractores del Parque Nacional era grande. El temor a que fuese un factor limitante para las actividades tradicionales (pastoreo, leña, agua, etc.) o freno para futuras iniciativas socioeconómicas era muy considerable por parte de El Cabildo, de los municipios, y especialmente del Consejo Insular de Aguas. Tras enconados debates en diferentes plenos, por fortuna la presa nunca se llegó a hacer, aunque los opositores debimos ceder a la presión política y social para construir un azud de talla menor, cuya operatividad nunca justificó el impacto ambiental causado por su construcción. Allí permanece como recuerdo del error cometido.
Por suerte esa visión negativa inicial fue cambiando paulatinamente con el paso de los años, hasta alcanzar la convicción general actual de que La Gomera y el Parque, como Gara y Jonay se han fundido para siempre, sin la posibilidad de entender una sin el otro. Ahora a nadie sensato se le ocurre discutir la fortaleza ambiental que representa el Parque Nacional para la economía de la Isla.

los incendios forestales

No cabe traer aquí las múltiples vicisitudes vividas por el Parque, muchas debatidas en el seno del Patronato y gestionadas con final feliz, otras por el contrario fallidas. Fatal para el recuerdo resultan los incendios forestales. No puede ignorarse el golpe amargo del incendio de 1984, en el que perdieron la vida una veintena de personas y otras quedaron lisiadas para siempre en “la mayor tragedia humana en un incendio forestal”, como oportunamente rememoraba DIARIO DE AVISOS el pasado 9 de septiembre. Sin repercusiones humanas tan trágicas, pero con peores consecuencias ecológicas, fue el más reciente de 2012, dramático para el ecosistema forestal, que se recupera lentamente con el apoyo de Garajonay Vive: un encomiable proyecto de restauración ecológica gestionado con gran esfuerzo profesional y celo personal por los directores del Parque, Ángel Fernández y Antonio Zamorano, que como los árboles todavía no se han recuperado de la quema moral que supuso el incendio.
Largo recorrido ha tenido también la noble intención de incorporar la cumbre de Enchereda al ámbito del Parque Nacional. Inicialmente excluida por su carácter privado, circunstancia que dilataba en exceso el expediente de su inclusión, siempre estuvo presente como un objetivo primordial. Al margen de sus incuestionables valores ecológicos y paisajísticos, supone anexionar al Parque un área no inferior a las 500 hectáreas, lo que nos aproximaría a las 5000 ha, territorio estimado como mínimo exigible para la declaración de un parque nacional. La historia de este legítimo objetivo está trufada de dudosas intenciones y turbios intereses, carentes de la transparencia deseable en la administración pública. Ni el Cabildo Insular, ni la Consejería responsable del Gobierno de Canarias, ni siquiera el propio Patronato, han estado a la altura de miras exigida, como reflejan las actas del último. Es este un reto que permanece abierto para el futuro, al que periódicamente volvemos por considerarlo técnica y éticamente justificado.
Entre otras, estas fueron algunas de las reflexiones que pronunciamos en la sesión pública del pasado 12 de diciembre, como miembro más antiguo del Patronato, lo que nos honra y responsabiliza. Ha sido un honor representar durante tanto tiempo al CSIC, primero, y a la Universidad de La Laguna (ULL) después. Un privilegio que debemos a sus presidentes o rectores, a los que guardo gratitud y lealtad.
Fue un acto entrañable para los presentes y una oportunidad para recordar a muchos ausentes, como se encargó de destacar Miguel Ángel Morcuende, expresidente del Patronato, que habló en nombre propio y en el de los presidentes ausentes (Carlos Bencomo, Manuel Fernández y Ramón Jerez), evocando su paso por el Patronato, así como el apoyo que siempre encontró para su gestión en todo el personal del Parque. Concluyó el actual presidente, Casimiro Curbelo, que lo es también del Cabildo Insular, expresando su gratitud a todos y dando voz al pueblo gomero, último garante de la pervivencia del Parque Nacional de Garajonay.

*Catedrático de Botánica de la Universidad de La Laguna

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