despuÉs del paréntesis

¿Qué me pasa con las mujeres?

En noviembre del año 1797, Giacomo Casanova le escribió una carta a su amiga la condesa Cecilia de Roggendorf. Porque acaso veía de cerca la muerte, tituló la misiva Compendio de mi vida. Y eso señaló, desde que nació en Venecia el 2 de abril del año 1725 hasta reconocer un hecho proverbial para su futuro, que se descubrió imbécil a los ocho años. Entonces se aplicó a los estudios. Con el grado correspondiente, se trasladó a Roma. Allí la hombría: carrera militar. Que duró solo dos años. Para restablecer el equilibrio, se dedicó a lo que desde tiempos inmemoriales se dedican en Venecia: tocar el violín. La suerte no le fue ajena: un grande de allí lo adoptó como hijo. Mucho dinero; con él viajes: Italia, Francia, Alemania, Viena… Mas la estima de estos hombres, cuyo aprecio por las damas es distinto al de los seres comunes, suele traer malas consecuencias: cárcel de seguridad. Consigue huir de ella en 15 meses. París.

De nuevo fondos, pero la vida llamada licenciosa… Otra vez a buscar caudales por lugares ignotos de Europa e Italia. Poco. Roma. El papa (curioso) lo estima: caballero apostólico. Con esas dotes, fortuna en Nápoles. Mas es el que es: el rapto de una joven bailarina de la ópera. Otra vez huir. Hasta Varsovia.

Riqueza. Con un duelo a pistola (por faldas) en el que el principal salió mal parado… Fuga a París (1767) y luego a España donde se enfrentó con el horror, la cárcel en Barcelona incluida. Otra vez Inglaterra. Vio la cuerda de la horca muy cerca de su cuello. Regreso a Italia: Nápoles y un amor feliz; Roma y un amor desgraciado. 19 años después de su marcha (1774), el héroe vuelve a Venecia. Dura poco el regocijo: 1783, salida para siempre de la patria ingrata. Sosegado y en trance, va camino de Berlín. No; por el conde Walstein recala en Dux (hoy Duchcov, en Bohemia) “donde, según parece, moriré” (4 de junio de 1798).

¿A qué responde la tirria que en Europa se le tiene a Giacomo Casanova?, ¿por haber sido inteligente, instruido, capaz, por más jurista, filósofo, matemático, agente secreto de Italia, o por no lidiar (como no lidió) con señora para casarse, tener familia y…? Lo tenía claro. En el año 1760 lo escribió: “No he tenido escrúpulos para engañar a los bobos, los granujas y los necios cuando me ha parecido. Pero por lo que respecta a las mujeres, los engaños han sido siempre recíprocos, por lo que no entran en la cuenta, ya que cuando el amor está de por medio es cosa común que los unos engañen a los otros”.

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