tribuna

Una semana son siete días

La llevo una semana sin salir de casa y he descubierto un arsenal de recursos para tener la mente ocupada en cosas interesantes. Hay quien se siente realizado asomándose al balcón para cantar el Nessun dorma. En ocasiones lo consigue, quiero decir: que nadie duerma, pero en otras tenemos la oportunidad de descubrir las cualidades ocultas de un artista anónimo. Todo esto está muy bien. Se trata de no decaer ante la adversidad y mostrar la mejor cara. No hay que olvidar la compasión y solidaridad con quienes sufren la desgracia en carne propia. También están ahí padeciendo, en primera persona, el impacto de lo que queremos evitar. El presidente del Gobierno y el jefe del Estado nos han recordado que los virus no tienen ideología, y este parece ser el mensaje que menos ha calado, al comprobar cómo se llenan las redes sociales de comentarios reprobatorios y de acusaciones mutuas que no conducen más que a la confusión. Algunos editoriales de determinados medios de comunicación aluden veladamente a lo mismo, celebrando una especie de juicio final antes de que se abran las tumbas y seamos capaces de hacer el recuento de los daños causados. No merece la pena seguir hablando de esto. Los que pescan a río revuelto no capturan más que morralla en sus redes: esa es su ganancia.

Vuelvo al principio. Hay un sinfín de cosas que la tecnología casera pone a nuestra disposición para que tengamos al mundo en nuestras manos sin necesidad de echarnos a la calle a buscarlo. Hay música, lectura, información, pasatiempos, tutoriales para gimnasia, chats que no conducen a ninguna cita, cine, deportes y todo tipo de entretenimientos para que el tiempo pase sin tormento. Todo eso está ahí. La cosa no debe ser tan grave pues todavía no se han movilizado los psicólogos, como ocurre cada vez que hay una tragedia. Cuando hay responsabilidad no hace falta poner parches y cuando hay criterio tampoco es necesario que alguien venga a dirigirnos el pensamiento. La gente es mayorcita y sabe lo que tiene que hacer. Incluso lo que debe opinar sobre cuatro oportunistas descerebrados que piensan sacar petróleo de todas las situaciones. Lo mejor es ignorarlos. Hablemos con los amigos, intercambiemos ideas, mantengamos la mente sana, porque si es así estaremos construyendo un mundo saludable y fuerte capaz de resistir a cualquier contratiempo. Yo creo que es más eficaz que el Dúo Dinámico, que tirar voladores y que hacer sonar a la cacharrería.

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