
Cumplidas cuarenta jornadas de confinamiento por la pandemia del coronavirus de 2019, Canarias acaricia la desescalada. Asesorado por el equipo de expertos habitual, el Gobierno regional ha puesto sobre la mesa un plan de rehabilitación social para recuperar la normalidad a paso lento. Será como aprender a andar con el ánimo de recomponer la entumecida agilidad colectiva. La propuesta singularizada fue presentada este viernes al Ministerio de Sanidad y Ángel Víctor Torres la expondrá a Pedro Sánchez en la videoconferencia dominical con los presidentes autonómicos. Ayer, el mandatario canario detalló el documento a los representantes parlamentarios, a los ayuntamientos y a los cabildos. En una rueda de prensa posterior compareció junto al portavoz del comité científico, Lluís Serra-Majem. En base a los indicadores epidemiológicos, ambos coincidieron en que se dan las condiciones para suavizar el aislamiento. El esquema se articula en cuatro fases, con dos grupos de islas y por rango de edad. Así, las salidas controladas de sectores de la población se aplicarán la semana completa en La Graciosa, El Hierro y La Gomera, los territorios con la menor incidencia de la enfermedad y sin casos activos en la actualidad, mientras que en el resto se hará alternando los días pares e impares en combinación con el número de la vivienda. Siempre, con el riguroso cumplimiento de “las normas de higiene de manos, las de distanciamiento físico y, cuando este no se pueda garantizar, usando mascarillas”. Las sanciones no se relajan.
En la primera etapa, sin fechas aún definidas, aunque el deseo es que se inicie el lunes, los niños y los adolescentes, hasta los 14 años, tendrán la opción de pisar la calle entre las tres (de la tarde, lógicamente) y las siete, acompañados de un adulto. Se les permitirá llevar juguetes, pero no acudir a áreas de juego, y estarán obligados a cubrirse la boca y la nariz en los espacios cerrados.
Los mayores de 70 años y personas vulnerables podrán pasear entre las once y la una. Se hace esta distinción en el horario para eludir las aglomeraciones.
En el tramo comprendido entre los 14 y los 70 años se permitirá la práctica de deportes entre las 5 y las 9 de la mañana y entre las 20:00 y las 23:00 horas, a menos de 2 kilómetros de distancia del domicilio, salvo para moverse en bicicleta o correr, en un radio de 4 kilómetros.
La actividad administrativa presencial se reanudará en aforos restringidos, lo mismo que en las consultas médicas, ortopedias, veterinarias y peluquerías, con el requerimiento del DNI y medidas de protección.
También se abrirá el pequeño comercio, de manera individual, con mascarilla y control del DNI. Se recomienda el sistema de pago electrónico.
El alcance de la experiencia determinará si se avanza o se retrocede, como en el juego de la oca. “Aquí no vale la picaresca”, avisó Torres. “Si lo hacemos bien”, comentó apoyado en el criterio del catedrático de Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, “llegaremos” a la meta “en poco tiempo, no meses”.
Más adelante, las autorizaciones se ampliarán a los centros comerciales, con acceso limitado, la exigencia del DNI y con dispensadores de soluciones hidroalcohólicas en la entrada. Se consentirá el deporte al aire libre en grupos de hasta tres personas o “núcleo de convivientes” a una hora de distancia en coche como mucho del domicilio. Este apartado incluye el culto religioso y la asistencia a tanatorios y velatorios de diez familiares
En la transición, el catálogo se extenderá al senderismo de los menores y a los parques infantiles. Los restaurantes funcionarán bajo reserva, al 50% de su capacidad e identificación mediante el DNI, en grupos no superiores a cuatro personas o de convivientes. Las terrazas se acogerán a esta disposición. Para las playas, en grupos máximos de tres personas o núcleo de convivientes, se fijará una franja de 10:00 a 19:00 horas. El beneplácito a los establecimientos alojativos (para el turismo de cada isla, el 50% de las plazas) y el traslado a la segunda residencia se hará en coordinación con el sector. El cine y el teatro levantarán el telón para menos de cincuenta personas, con mascarilla.
En la tercera entrega tocará el turno a los bares y las cafeterías, al 50%, y en grupos máximos de cuatro personas o convivientes.
Por último, en los gimnasios se admitirán a menos de diez personas por local, con el refuerzo de la higiene personal.
Se excluyen los actos de pública concurrencia, como las romerías, las fiestas, los conciertos y el ocio nocturno.
Los puertos y los aeropuertos continuarán con las vigentes restricciones, que se modificarán cuando existan garantías en el control de las entradas mediante la toma de temperatura y las pruebas sanitarias.
A partir del 18 de mayo se analizará la adaptación de la movilidad interinsular a las nuevas circunstancias y el 1 de junio, la del exterior. Los viajeros procedentes de la Península deberán portar un PCR (diagnóstico rápido) o, en su defecto, permanecer aislado hasta comprobar que no hay riesgo de contagio.
En el ámbito docente, las clases seguirán siendo telemáticas. Por de pronto, tampoco se alterará la prohibición de visitar las residencias de mayores. “Los abrazos a los abuelos deberán esperar”, apuntó Serra.

El doctor y el jefe del Ejecutivo canario constataron que, en el aspecto sanitario, “estamos en bajada”. Las camas ocupadas por la COVID-19 “alcanzó su pico a finales del mes pasado” y el de las defunciones se registró entre el 26 y el 27 de marzo, por lo que los objetivos “se han cumplido”.
Torres elogió el “esfuerzo” de la ciudadanía y apeló al mismo compromiso de aquí en adelante. “Si hacemos las cosas bien, no tiene por qué haber problemas”, enfatizó. Reconoció que hay “cierto miedo”, porque “no es fácil cambiar de hábitos”.