diario del aislamiento

Día 34

Nuestras miradas se cruzaron -silenciosamente, como siempre-. Nunca habíamos acumulado tantas semanas sin patear aeropuertos, metros o estaciones de tren, taxis u hoteles. Mi mochila de los viajes lo lleva fatal, quién no. Vocablos del castellano antiguo. Cascarrias. Atropar. Bonificación (del 75% en los billetes aéreos para residentes). Mansarda. Holganza. Expresiones que el virus enterrará -adiós a la subvención, fue bonito mientras duró-. El CIS insinúa -disfrazándolo de pregunta- que solo las fuentes oficiales pueden contarnos la verdad (oficialidad o mentira, sugieren). Qué feo. Acaso alguien esté cogiéndole gusto a las restricciones que el estado de alarma incrusta en algunos derechos básicos. Alguien -solo o en compañía de otros- debe quitarse de la cabeza la tentación de aprovechar este estado de excepción (esta anomalía) para reformular libertades que no deben tocarse. Jengibre mejor que café, hábitos saludables -pocos-. Me salto el confinamiento para viajar por dos o tres países. Alemania reabrirá de forma escalonada los colegios a partir del 4 de mayo, los comercios de hasta 800 metros cuadrados podrán retomar la actividad atendiendo a las pautas sanitarias establecidas, también los talleres o librerías, la distancia social se mantendrá en los espacios públicos. Islandia empezó a hacer test masivos treinta días antes del primer caso confirmado de coronavirus (presentaron los resultados iniciales de su plan antes de que lo bautizaran Covid-19, qué envidia), comenzaron con las campañas de detección en enero. Holanda (con Amsterdam a la cabeza) está embarcada en un cambio de modelo; uso más razonable de los recursos, pasaportes de materiales -reutilizables y sostenibles-, biomímesis. Ahí fuera los países lógicos tienen un plan. Vuelvo a casa. España tiene un protocolo de salvamento y socorrismo, pero no tiene plan. En los países ilógicos (como el nuestro) la reactivación económica no tiene ficha financiera; carece de objetivos más allá de socorrer a millones de náufragos inmediatos, algo tan necesario -y justo- como insuficiente. Retornos que provoca el diario. Uno me llega de India. El pasaporte de inmunidad nos sitúa en Gattaca, a las puertas de una sociedad dividida en inmunes y normales -que solo pueden aspirar a los peores trabajos-. Jengibre, para la garganta. Hace treinta y cinco años del USA for África. Pasa que un día caes en la cuenta de que hace treinta y cinco años de demasiadas cosas. Este fin de semana nos pedirán otra heroicidad (a nosotros, que no somos héroes).

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