superconfidencial

Hola, amigo

Sigo vivo. Muchas gracias. Un abrazo”. Es el wasap que desde La Candelaria me envía Lorenzo Dorta, que ha superado, con más de 80 años, el coronavirus. Lorenzo es un valiente. Cuando se incendió su preciosa casa de la Montañeta, los amigos le ayudamos a reconstruirla y, sobre todo, a dotarla de mobiliario. Yo me desprendí de algo muy querido para mí: la cama que fuera de mis padres, que es una preciosa pieza de caoba, con dosel, que mi padre, en sus tiempos de Tacoronte, le compró a una vieja del pueblo, que había sido rica. Con la cama, que mis progenitores disfrutaron tras su boda y durante muchos años, le escribí a Lorenzo unas letras: “En esta cama, para desgracia de la Humanidad, fue concebido el periodista Andrés Chaves”. Es la comidilla de todos los que visitan la casa de La Montañeta, felizmente restaurada. Y poco disfrutada ahora por Lorenzo, que tuvo un percance de salud relativo a sus huesos y no le conviene aquel clima, por lo que se ha de refugiar en Santa Cruz y en Garachico. Su vida anda a saltos en un viejo Mitsubishi –yo tuve otro igual-, todoterreno que conduce desde hace treinta años, o por ahí, con más mili que Cascorro y más kilómetros que la estación espacial. Lorenzo es tan celoso de sus obligaciones viales que usa el intermitente hasta cuando se desvía de un camino vecinal a otro, en los alrededores del Chinyero, donde no transita ni Dios. Bueno, pues mi amigo sigue vivo, contesta algunas llamadas y envía seleccionados mensajes. Ha superado, como digo, el coronavirus con una entereza y unos apuros notables, pues la cosa estuvo muy, pero que muy complicada. Afortunadamente ya está bien y espero que uno de estos días lo podamos celebrar en Garachico, cuando levanten el puto encierro que a mí me tiene subiéndome por las paredes.

TE PUEDE INTERESAR