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‘Parásitos’

Cine con virus. Este año se consagra Parásitos, dirigida, escrita y producida por el surcoreano Bong Joon-Ho (Daegu-Corea del Sur-1969). Multipremiada con la Palma de Oro de Cannes (mayo 2019), y con el récord de los Oscar 2020, mejor película, mejor película internacional, mejor director y mejor guion original. Corea surgió en la frontera del telón de acero al final de la II Guerra Mundial y posterior guerra (1950-53), que dividió el norte comunista del sur capitalista. Corea del Sur tiene 103.000 kilómetros cuadrados, la quinta parte que España y 51,8 millones de habitantes. Un PIB nominal de 1,65 billones de dólares, en el puesto 11 de las economías del mundo, con España en el 13 y 1,43 billones de dólares en PIB. Con renta per cápita de 41.400 dólares, superior a la española. Una densidad de habitantes de 500/Km2, cinco veces la nuestra. En el Índice de desigualdad de GINI, en el puesto 35 del mundo, con España en el 61. En el Índice de Democracia del Economist, como España entre las democracias plenas. En educación se coloca en el PISA en los puestos de cabeza, cuando España se va al puesto 28. En la conurbación de Seúl viven 25 millones, la mitad del país. Corea del Norte con 120 mil Km2 tiene 25 millones de habitantes y un PIB nominal de 28.000 millones de dólares, 60 veces menor que el Sur. Con algo más de 1.000 euros de renta per cápita, 40 veces inferior al Sur. Con el Virus, Corea tiene 60 veces menos muertos que España. Dos repúblicas desde los antiguos reinos de Corea, budistas y que hablan coreano. El telón de acero rompió la religión. En Corea del Sur el 50% son no creyentes, un 30% cristianos con el 20% evangélicos, 10% católicos en alza y el 20% budistas. El Norte prohíbe la religión y ocupa los últimos puestos en renta, desigualdad, democracia, educación y corrupción. Con la amenaza nuclear, destina el 25% del PIB al Ejército. Sobrevive en la sumergida y las remesas de emigrantes. Contextualizamos Parásitos, que es un thriller y un up and down. Entre dos familias coreanas, los pobres Kim y los ricos Park, padres y dos hijos en cada caso. En los extremos de la escala social, el down vive en un sótano chabolista y el up en mansión minimalista, con jardín coreano. Con engaños, los Kim entran a trabajar con los Park, sin revelar su filiación. Se complica la historia cuando los Park se van de camping y regresan con los Kim aposentados en la casa. Son chantajeados por la excocinera y su marido refugiado en el sótano. Se precipita la acción en el cumpleaños en el jardín, cuando el okupa mata a la hija de los Kim y el padre Kim mata al padre Park. Acaba con los Kim vivos de vuelta al sótano chabolista y el padre Kim en el sótano de los Park, que fue refugio atómico de un pasado olvidado. Ofrece Parásitos múltiples lecturas. Es un thriller de suspense con bases en el cine de occidente. En la Ventana Indiscreta (1954), de Alfred Hicthcock, con Jeff (James Steward) y Lisa Fremont (Grace Kelly), donde inválido desde la ventana contempla un crimen en el patio. La historia mantiene el ritmo incorporando al espectador, los asesinatos, el entierro del cadáver en el jardín, el tempo del suspense, el final abierto, el protagonismo de las arquitecturas, las tramas parciales, son propias de Hicthcock. Y en el up and down Downtown Abbey, serie de televisión y cine, donde los Crowly viven en su palacio de la campiña en Yorkshire, entre 1912, que se hunde el Titanic, y 1926. Con el mayorazgo que hereda el hijo varón mayor, la agitación de las guerras, el peso de la mansión y los conflictos del up and down. Parásitos, por encima del hipercapitalismo coreano, ofrece invariantes culturales. La lectura de las clases sociales, donde se prima al down, mientras se asume su rigidez. Al modo como el Norte, reconstruye con el Songbon las castas comunistas, entre “leales, vacilantes y hostiles”. Parásitos del virus.

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