diario del aislamiento

Día 51

Muchísimas bajas en el corralito urbano de los desconfinados (en el turno de mañana, no sé cómo irá esta tarde). Los noveleros son así, ciclotímicos (compulsivos). Opté por refugiarme en kilómetros rurales, pero otros tuvieron idéntica idea -algunos domingueros subían por la carretera que lleva a la montaña; huían de la peste, o lo parecía-. En el parque rural tuve la sensación de dejarte atrás, de tenerte bien lejos -le dije al virus-. Yo es que soy más de ciudad -me respondió, sin inmutarse-. Christian Drosten es director de Virología de la Charité de Berlín. No descartemos una segunda ola con cifras intolerables de contagiados, ha dicho. Fin de la cita. Debemos asumir (y digerir) que conviviremos con repuntes. Solo si lo hacemos bien -si cohabitamos con el virus inteligentemente- lograremos que los picos del futuro imperfecto se dejen gestionar sin tener que volver a casa. En quince o veinte días nos llegará el repunte de esta fase 0 (el contagio cero dibuja un objetivo imposible, irreal). Me ofrecen un licor -por qué no-. Ya estoy de vuelta. Día de las madres (gracias, mamá). Reparo en algo que ha publicado Roy Galán. Muchos hijos separan a sus madres de las mujeres que son -escribe Galán- colocándolas en las vitrinas de las madres que deben ser (gracias, Roy). Hoy es el cumple de la madre de Marta; así le digo, así lo escribo -¡felicidades, Maricruz!-. María Jesús Montero, ministra de Hacienda, garantiza que Canarias podrá disponer del superávit (4.000 millones oxidándose en los bancos) y, además, que las Islas podrán endeudarse. Ángel Víctor Torres ha anunciado un plan de 14.250 millones para amortiguar (que no es poco) los efectos de la bomba nuclear que el virus ha dejado caer sobre el Archipiélago. Se dice -y repite, mucho- que vienen meses durísimos, y no, peor aún, dramáticos; hay que hilar fino, pero ya (tengo pendiente escribir sobre la fase 5; otro día, hoy tampoco). El virus ha matado al sentido del ridículo, toca ponerse las pantallas protectoras sin que nos dé la risa floja -la bobería durará un par de días, si acaso-. Michael Jackson fue un visionario -excéntrico, le gritaban, por llevar mascarilla-. Esta mañana no vi al que ayer se puso la malla de la mujer (apenas podía caminar, pobre). Sí me crucé con dos convivientes con dos convivientes besándose con ganas, o puede que fuesen convenientes pero no convivientes -si así fuese, el tiempo les dirá si lo suyo fue conveniente o inconveniente-. Mañana debutamos en la fase 0, a ver qué tal.

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