diario del aislamiento

Día 62

Anoche caí dormido preguntándome cómo será la vida ahí fuera (en la calle) entre las 23:00 y las 6:00 -ese tramo es al franjismo lo que los agujeros negros al espacio-. Nadie ha dicho nada sobre esa franja (que no ha sido descrita como tal). White walkers, horas habilitadas para ellos -hipótesis barajada por mi imaginación; qué cosas tiene-. Ya sé. Preguntaré a mi amigo, al que corrió a las 5:00 -cual caballo ajeno a un toque de queda-. El franjismo bien merece un paralelismo con el franquismo; y, con este punto de partida, pide a gritos un análisis del tardofranjismo o posfranjismo. Me pongo aletas, gafas y tubo para bucear en las redes (con la mirada en Canarias, especialmente). La buena noticia es que nos hemos contagiado poco, y la mala noticia es que nos hemos contagiado poco -lo sustancial es esto último; un porcentaje tan bajo de población infectada incrementa la posibilidad de brotes explosivos-. Como en las Islas bajemos la guardia (y tiene pinta) el virus nos va a dar un zarpazo mayúsculo -bajar la guardia destruye vidas; y puestos de trabajo, algunos puede que irrecuperables-. Hay más. El estudio de seroprevalencia eleva la peligrosidad del virus (un muerto por cada cien infectados). La vacuna es la responsabilidad, pero algunas imágenes confirman que tampoco la tenemos. Acumulo más retornos que anotaciones. Me está costando salir -me escriben-. Hay que aprender a convivir con el virus, debemos callejear -respondo-. Otro. A los españoles nunca se nos dio ponernos en fila india, apuntan (fila india, serie de personas o cosas colocadas una tras otra en una línea; sencillo). Se nos da mejor el caos -mala cosa en estos momentos-. Otros retornos, madrileños. Qué tal las cosas por la fase 1, preguntan. Ayer desescalé al mediodía -La Mordidita, en Ireneo González-. Qué fácil es hacerlo bien cuando se hace bien -cumpliendo con las pautas de prevención, así fue; y qué bien se come, sí-. Cuánto ha llovido en apenas unos años, en las mesas de las terrazas los geles han sustituido a los ceniceros -las ciudades se han hermanado con los quirófanos-. Si hay carnaval en 2021 (vete tú a saber), por qué no disfrazarnos de cirujanos -qué mejor manera de compatibilizar una cosa con la otra-. Tengo que dejarlo aquí, tengo vídeo con Madrid. No sé si seguir con este diario fue una buena idea, me retiene en los días de confinado -no me permite desescalar del todo-. A veces lo pienso. Otras no.

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