tribuna

Imaginemos Canarias

En agosto de 1982 se aprobaba el primer Estatuto de Canarias. Arrancaba nuestra autonomía y comenzábamos juntos a construir un espacio común en el que el legado de nuestros antepasados nos sirviera como guía para edificar un futuro para las siguientes generaciones. Desde entonces, el Día de Canarias nos sirve para recordar y poner en valor las cosas que nos unen, las que nos hacen diferentes, las que nos hacen más fuertes y las que han hecho que nuestras islas sean hoy un lugar mejor que aquel en el que nuestros abuelos y abuelas tuvieron que abrirse paso con esfuerzo y sacrificio.
Nos vienen a la memoria, cuando echamos la vista atrás, episodios como el de los 171 canarios que se embarcaron en el Telémaco, zarpando desde La Gomera en busca un futuro para ellos y sus familias. Hará este agosto 70 años de aquella odisea.
Este es un Día de Canarias, sin lugar a dudas, distinto, el más especial que hemos conmemorado en estos ya casi 40 años de autonomía, porque hoy no están con nosotros 160 canarios y canarias que se nos han ido víctimas de la pandemia de Covid-19. Hoy, todos ellos y ellas están en nuestro recuerdo.
Desde el pasado 31 de enero en que se diagnosticó el primer caso de la Covid-19 en Canarias, la sociedad de las islas se ha enfrentado al reto más importante y más difícil que recordamos. Una vez más, hemos demostrado que los valores y principios que nos han hecho una tierra de solidaridad nos han servido para afrontar juntos la enfermedad y el confinamiento. Este día de Canarias, por tanto, es también un homenaje a todos los hombres y mujeres, trabajadores y trabajadoras que lo dieron todo en los momentos más difíciles para que pudiéramos afrontar el desafío de la pandemia. A todos ellos y ellas, gracias en nombre del pueblo de Canarias.
Ahora toca hacer frente al reto de la recuperación de nuestra vida cotidiana, de recuperar nuestros sectores económicos, sociales y culturales, y hacerlo sin dejar a nadie atrás. Saldremos juntos y llegaremos juntos como ya lo hicieron generaciones y generaciones de canarios y canarias en momentos duros y difíciles, apoyándonos los unos en los otros y recordando que estas ocho islas son, sobre todo, tierra de compromiso y de solidaridad. Debemos hacerlo también con los valores que desde cada balcón de nuestra tierra, día tras día a las siete de la tarde, los canarios y canarias daban una emocionante lección de responsabilidad. Aplausos para poner en valor lo público, lo colectivo.
En estos casi 40 años de autonomía en Canarias también hemos sabido construir un espacio de convivencia, un lugar en el que las ideas, los proyectos y las distintas formas de sentir y entender las islas han logrado escucharse y respetarse. Los años de autogobierno también han servido para fortalecer un sistema de garantías y libertades en las islas, al tiempo que se consolidaba en todo el país nuestro sistema democrático. Desde el Parlamento de Canarias, hacemos hoy un llamamiento para que no caigamos en el peligroso error de menospreciar las señales que se están produciendo en la sociedad de nuestro país de deterioro de la convivencia entre ciudadanos, una situación a la que debemos responder todos y todas quienes tenemos algún tipo de responsabilidad pública, comportándonos conforme a los valores de respeto que nos han traído hasta aquí, sin azuzar desde los escaños o desde los hemiciclos la diferencia y la confrontación, sino la concordia, el entendimiento y el diálogo. Canarias, afortunadamente, está aún lejos de este virus que amenaza a la democracia, pero en nuestras manos está no dejar que contamine nuestra convivencia. Estamos a tiempo.
Canarias, como el resto del planeta, se adentra ahora en un territorio desconocido. Hemos escuchado mucho, durante esta crisis sanitaria, que saldríamos mejores. Eso, por fortuna o por desgracia, no sucederá por sí solo. Dependerá de lo que hagamos entre todos. Estamos también ante la posibilidad de evaluar qué nos ha fallado, qué ha funcionado y qué debemos hacer para el futuro. Estamos ante el reto de reiniciar las islas sabiendo, con más certeza que nunca, cuáles son nuestras debilidades y nuestras fortalezas. Es también esta una oportunidad para no hacer lo mismo, sino hacerlo mejor para lograr hacer de Canarias una tierra menos dependiente, más autónoma y más fuerte. En ello debemos también ser persistentes en nuestras reivindicaciones frente al Estado y a Europa de que este es un territorio cuyas singularidades deben ser atendidas en el marco de la recuperación.
Adentrarse en lo desconocido no tiene por qué infundirnos temor. Canarias es un pueblo de mar, de navegantes, de pescadores. Nadie mejor que ellos para saber que guiados por las estrellas, cualquier buen marinero sabe llegar a un lugar mejor.
“Nuestra imaginación es la que ve y no los ojos”, decía Galdós, nuestro canario más universal. Hagamos caso a don Benito: imaginemos Canarias.
Feliz Día de Canarias.

*Presidente del Parlamento de Canarias

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