diario del aislamiento

Día 84

Mientras no salga a correr de madrugada (fase C) y no me haya reencontrado con los margaritas (fase M) no habrá normalización posible. El resto es aliño, solo cuando me siente en un mejicano sentiré -entonces sí, por fin- que he dejado atrás lo que nos pasó (fase 0); ni un minuto antes, ni un margarita después. A partir del lunes podremos viajar entre Islas. Quedándonos en Canarias -gastando en las Islas- salvaremos miles de puestos de trabajo (tal cual). Tiempo habrá de volver a movernos por el mundo -el planeta seguirá ahí, no se irá a ninguna parte-. Este verano viajemos por las Islas, quedémonos aquí (vivimos en Canarias, lo tenemos todo; salgamos de casa sin salir de casa). Buceo, poco. La prensa extranjera -Financial Times, por ejemplo- se fija en el baile de cifras que el Gobierno de España se trae con los fallecidos por la Covid-19 (a este paso nos quedaremos sin saber cuántas vidas devoró el virus). Sigo. Reyes Maroto (ministra) rectifica su anuncio de reabrir las fronteras el 22 de junio -madre mía-. Los ministros son una factoría de correcciones, desmentidos o matizaciones, siembran confusión (en el país) y malestar (en los países vecinos). Crece la frustración -y preocupación- por la bronca de discoteca (casposa) que protagonizan en Madrid los principales partidos. El peor espectáculo en el peor momento -qué mala suerte-. Durante el confinamiento se dijo mucho que saldríamos mejores, pero algunas intervenciones en los plenos parlamentarios deberían rematarse (en los informativos) con el baile del ataúd. Al menos podrían ahorrarnos lo de jugar con el mechero del golpismo (basta ya, están avergonzando al país). Déjense de fumigar con materiales inflamables (regresen de una puta vez al siglo XXI). Hay dos Españas, sí, pero laborales -no ideológicas-. Mejor estiro un poco las piernas. Vuelvo. Asoman buenas malas noticias -o malas buenas noticias, tanto da-. Se confirma que hay ganas (muchas) de viajar -los turistas están animándose bastante antes de lo esperado-. Ésta es la buena. Hay otra. La mala es que los turistas van más rápido que los encargados de engrasar los controles -hay quienes están viajando sin control en salidas o llegadas, como sigamos así el virus volverá a animarse-. Algún día me meteré a fondo con mi libro sobre teorías no-científicas. Me he anotado otra. Los mosquitos han evolucionado de pocos meses a esta parte. Ahora vuelan sin hacer ruido. Aterrizan, pican y se van -sin zumbido, una maniobra que requiere desarrollo tecnológico-. Tengo un buen montón de teorías de este corte -sin fundamento, pies o cabeza-. Hace viernes, lo sé.

TE PUEDE INTERESAR