diario del aislamiento

Día 90

En mi calle hay uno -o una- que sigue aplaudiendo a las 19:00 (alguien tendrá que contarle que eso ya fue). Anoche me reencontré con los margaritas (mi estado de alarma ha finalizado). Muy pronto -aquí-. Ahorita mismo -allá, en México-. Los ministros utilizan con frecuencia esa expresión (puede ser hoy o dentro de un año, apenas compromete a calendario alguno). Las mascarillas serán (son ya) el salvoconducto de la neormalidad -el otro DNI-. Mal nos irá en otoño si dependemos de quienes las cuelgan del codo con el que saludan (o de la tribu de los baberos, o de aquellos que las llevan columpiándolas en la oreja, la muñeca o un botón de la camisa). Dejo España para volar a Estados Unidos. John Ridley propuso en su columna (Los Angeles Times) que se retire de las plataformas `Lo que el viento se llevó´ -HBO tardó un día en hacerle caso-. No le falta razón a Ridley cuando escribe que la película (el guión) glorifica la esclavitud durante la Guerra de Secesión, ignorando sus horrores y perpetuando -recuerda el columnista- los estereotipos más dolorosos para las personas de color. La Historia (con mayúscula) es permeable a los prejuicios, la parcialidad o los sesgos de quienes la han escrito -también la literatura-. A Ridley le asisten argumentos, pero también a quienes creen (pensamos) que reescribirla (adaptándola a sensibilidades o convicciones contemporáneas) silenciaría u ocultaría la dimensión de los errores del pasado -su gravedad-. Regreso a España. El 8-M no hubo un 11-M, cebar ese paralelismo es irresponsable -sucio, indigesto-. El Gobierno reaccionó tarde, bien pudimos tomarnos en serio la pandemia bastante antes, pero eso ni de lejos justifica (política o moralmente) intentar -como está haciendo algunos- que ambas fechas (8-M y 11-M) se abracen en el imaginario colectivo. No debió celebrarse, pero el paralelismo (subliminal, o no tanto) es una infamia. Fuera de plano (con Miguel Ángel Daswani, y Wendy Fuentes) pondrá esta noche el foco en la conciliación entre familia y trabajo -estaré pendiente, aplaudo que lo aborden-. La pandemia complica (muchísimo) la conciliación -menores, dependientes ..- en el escenario que está abriéndose (celebro que Daswa haya regresado a la pantalla, su hábitat natural). Isabel Celaá (ministra de Educación) dice ahora que en septiembre abrirán los colegios con todos los alumnos. Nadie dijo que sea fácil, pero solo la presencialidad garantiza la igualdad de oportunidades de los estudiantes -estudiar desde casa siembra desigualdades, solo las aulas igualan-. Hace jueves, de los de antes (aquí lo dejo).

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