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Sonrisas y mascarillas, por Luis Neve

Este también es un tiempo favorable para repensar el turismo, el internacional y el nacional, también el interior, viajando al centro de nuestro ser, para conocernos mejor y construirnos mejor

Los humanos disfrutamos escalando montañas. La satisfacción de llegar a la cumbre compensa el esfuerzo realizado durante la escalada. Al estar en la cumbre se observan horizontes nunca vistos, se posibilitan nuevas relaciones espaciales y se construyen nuevas ilusiones. También al estar en la cumbre se puede elegir des escalar y regresar por la ruta del pasado, o continuar por la ruta del futuro, la esperanza y la innovación. Entonces la des escalada se convierte en nueva ruta, en un nuevo maratón, en continuar descubriendo y soñando nuevas realidades.

Después de haber llegado, no a la cumbre de la corona sino a la máxima cumbre de dispersión del virus antes desconocido y al pico de la meseta, esta nueva ubicación nos invita a conocer más a fondo el lado desconocido de nosotros mismos. Esta vez la invitación es a crear una nueva realidad, una nueva y diferente normalidad que nos regala también la oportunidad de generar nuevas velocidades – que pueden ser más lentas, o simplemente diferentes – de crecimiento, trabajo y recreación. Podemos complacernos con el placer de la observación y la contemplación, cuidando la vida interior al caminar por la calle con una sonrisa. La sonrisa, tan importante como la mascarilla nos puede proteger del miedo y de las actitudes negativas. Aunque algunos piensen que es en vano sonreír con los problemas a los que se enfrenta el mundo, una sonrisa puede ser contagiosamente saludable y divertida generando bienestar.

Se cuida la vida interior cuando uno se reúne con los amigos, los de siempre y las nuevas amistades. Se siente el calor del verdadero encuentro cuando me descubro en la mirada del otro. ¿Cuánto nos vamos a tardar en asumir y construir la nueva realidad? Eso depende de cuánto tiempo tardemos en darnos cuenta de que la nueva normalidad se empezó a construir ella misma, sin preguntarnos, y ahora nos invita a des – escalar. Des caminar no se puede, desandar lo escalado no es continuar. La nueva exploración y el descubrimiento de nuevas cumbres con territorios que antes hubieran sido socialmente impensables ahora es posible. Para lograrlo es necesario soñar realidades que antes no solamente habrían sido impensables, sino también in soñables.

Este también es un tiempo favorable para repensar el turismo, el turismo internacional y el turismo nacional, también el turismo interior, viajando al centro de nuestro ser, para conocernos mejor y construirnos mejor. Generar cadenas de turismo de barrio, de provincia y de localidad y cercanía, con alta calidad y empatía. Todo esto es compatible con la vida en una bulliciosa ciudad. Con lo que no es compatible es con el continuo y sistemático descuido de nuestro ser y nuestro entorno al que muchos se habían acostumbrado, con una cabeza tan bulliciosa que no se paraba a reflexionar acerca de aquello que de verdad importa, hasta que tal vez ya resulta un poco tarde.

Hoy, cuando salgas a la calle asegúrate de llevar la mascarilla, pero sobre todo, asegúrate de llevar puesta la sonrisa.

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