avisos políticos

La nueva normalidad pluripartidista

Parece que Ciudadanos ha incoado un expediente de expulsión a Evelyn Alonso. El pretexto ha sido su apoyo a la moción de censura contra Patricia Hernández, apoyo que sigue las instrucciones de votación dadas en las elecciones locales del pasado año. Por no seguirlas entonces fue expulsada -y después readmitida- Matilde Zambudio. En definitiva, debemos agradecer a Ciudadanos que, con estas historias para sonreír, contribuya a alegrarnos un poco en estos tiempos de pandemia y nueva normalidad. Cuando todavía era un partido, nos hacían cierta gracia –y nos causaban alarma- las estupideces políticas de su líder, que ha demostrado tener vocación de famoso de revista –y programa- del corazón. Ahora Ciudadanos se ha convertido en un grupo mal avenido de personajes en busca de autor. Bueno, en Tenerife se ha convertido en Matilde Zambudio, que se ha cuidado de que a su alrededor solo quede la nada. Y no es mala cosa abandonar la nada, todo lo contrario. Por lo cual no cabe sino felicitar a Evelyn Alonso.
La destrucción desde dentro de UPyD por la autocracia y la torpeza de Rosa Díez se consideraba hasta ahora el mejor ejemplo de suicidio político de un partido y de incompetencia de un líder, pero Ciudadanos lo ha superado ampliamente. Resulta casi increíble comprobar como una fuerza política que llegó a tener casi sesenta diputados nacionales, se debate entre bandazos estratégicos poco serios, guerras internas y peleas de patio de colegio, que la han convertido en impredecible y carente de la menor credibilidad. Por eso todas estas historietas de expulsiones del partido y demás no merecen ninguna atención, y los socialistas tinerfeños deberían procurar no contaminarse con esas tontadas procedentes de la nada. También deberían tomar lecciones de democracia y de aceptación de las mayorías, que es uno de sus requisitos más importantes.
Es necesario repetir una vez más que Ciudadanos y Podemos no han aportado a la política española más que graves problemas añadidos. De un partido antisistema como Podemos era de esperar, pero Ciudadanos despertó unas expectativas en su primera época que se han revelado muy infundadas. Y ahora mismo sus efectos en el sistema político son similares a los de un partido antisistema en cuanto a desestabilización política. No en vano nuestro bipartidismo imperfecto nos aportó cuarenta años de estabilidad y progreso, y las más antiguas y genuinas democracias del mundo tienen sistemas bipartidistas. El pluripartidismo requiere una tradición y una cultura política, una orientación a valores de diálogo y consenso, y una clase política que hoy en día no solo están fuera de nuestro alcance, sino que son contrarios a nuestra historia, nuestra tradición y nuestra cultura.
Hasta que no nos libremos de Ciudadanos y Podemos –y de Vox- no recuperaremos nuestra estabilidad y nuestro progreso político. El Partido Popular podrá centrarse, el sector socialdemócrata del PSOE levantará cabeza y los comunistas volverán a sus falacias y contradicciones, de donde nunca debieron salir. Solo así terminará la pesadilla política añadida a la pandemia que estamos sufriendo; solo así volveremos a abrigar alguna esperanza sobre lo que nos espera. Mientras tanto, estaremos condenados a sufrir el cesarismo de Pedro Sánchez en medio de una pavorosa crisis económica.