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Fútbol

El Real Madrid perdió el viernes la posibilidad de ganar la Champions. Sucumbió (2-1) ante el City, el mismo resultado del Bernabéu. Zidane tiró el partido. Apostó a jugar mal, lento, cargando de balones retrasados a su guardameta. Una táctica extraña, impropia de un buen entrenador. Guardiola, esta vez sin lazo amarillo, tampoco hizo mucho, pero tiene dos jugadores –Gabriel Jesús y Sterling—que pudieron con Varane, que no es nadie sin Sergio Ramos. El Madrid es infinitamente más equipo que el City, pero Zidane dejó a Bale en Madrid (Bale sí quería jugar) y a Vinicius en la grada. Es decir, hizo que su equipo jugara lento ante un rival rápido. Zidane es caprichoso, pero controla el vestuario. Yo creo que los jugadores querían irse ya de vacaciones. La Liga fue muy larga, el confinamiento muy duro y al fin y al cabo el entrenador francés quería ganar este año la Liga española, no la Champions. Quizá el año que viene haga lo contrario (Zinedine ya ha ganado tres Copas de Europa). El fútbol va a cambiar: ha bajado el precio de los fichajes y el juego sin público permanecerá hasta que el mundo mundial se vacune. Yo donde más noto la pandemia es en el fútbol, cuyos conceptos han cambiado por completo: se ha humanizado, hay menos patadas, los árbitros no están sometidos a presión y los jugadores trabajan menos porque no son exigidos por los aficionados. No sabemos si en enero se llenarán los estadios, tampoco sabemos si Zidane va a darle a Florentino otra espantada, pero sí sabemos que Bale quería jugar en Manchester y que quien no lo deseaba era Zidane. Bale cobra doce millones de euros al año y costó 90 millones al Madrid. ¿Vale la pena tenerlo jugando al golf? Me da que Zidane tiene que dar alguna explicación, aunque la banderita aquella de Gales con sus preferencias sobraba, don Gareth.

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