el charco hondo

Cierre de filas

Adriana Royo, escritora y terapeuta, se pregunta en Ética del despiadado hasta dónde somos capaces de llegar para no perder el amor del otro. Ángel Víctor Torres también se lo ha preguntado cada vez que, acampados en la frontera donde la apatía se abraza con la antipatía, los ministros han boicoteado las propuestas que el presidente les traslada. ¿Hasta dónde un presidente de Canarias es capaz de llegar o aguantar para no perder el amor o la complicidad de los ministros? Ya tenemos la respuesta. Un presidente aguanta mientras crea que el acuerdo es posible, ni un minuto más. A Ángel Víctor Torres no le habrá sido fácil enviar al Boletín Oficial el decreto que autoriza el uso de los test de antígenos, una decisión que habría preferido ahorrarse, un paso al que lo ha obligado la impermeabilidad ministerial, forzándolo a facilitar un marco que entra en contradicción con el criterio de Moncloa. A riesgo de perder el amor del otro, Torres antepone el interés general a las cosas del partido, mal trago, y quizá mala resaca orgánica. Ha hecho lo que tenía que hacer. En este capítulo toca cerrar filas con el presidente, alinearse con él, ponerse de su lado en la defensa del interés general de las Islas, de la economía, del empleo, de la remontada turística, de lo que sea necesario para evitarnos una etapa de miseria y falta de oportunidades. El paso dado ha abierto de inmediato la puerta al siguiente episodio de incomprensión ministerial. El decreto tiene una digestión pesada en algunos despachos de Madrid, de ahí la oportunidad de cerrar filas con él. Los ministros han logrado el imposible de agotar la paciencia del más paciente. No es sencillo cansar a un presidente con su aguante, pero lo han conseguido. Entendida como la capacidad de soportar o tolerar situaciones molestas, la paciencia tiene en Ángel Víctor Torres un exponente mayúsculo. No resulta sencillo dar con alguien tan capaz de esperar a que las cosas terminen ocurriendo. Y esperó, meses. Y se cansó, antes de ayer. Ahora sabemos hasta dónde es capaz de llegar el presidente para no perder la complicidad de algunos ministros. No podía esperar más, debía intentar que la temporada alta (otra vez comprometida por el alto índice de contagios) no echara a andar sin Canarias. Lejos de finalizar el pulso que los suyos están echándole, los genios ministeriales han dejado fuera del BOE los antígenos que aprobó Canarias. Admite el Estado los TMA
-de Grifols-, pero no los que ha pedido Ángel Víctor Torres, un presidente puede que cansado de aguantar por no perder el amor del otro.

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